Huelva

Oda a la democracia de otros tiempos

  • El primer alcalde de Huelva en la vuelta a las urnas, José Antonio Marín Rite, estrena calle en la capital con el cariño de compañeros y regidores de la ciudad

No es habitual ver juntos a los cuatro alcaldes que ha tenido una ciudad en los últimos 40 años. La situación se dio ayer en Huelva, en el homenaje a uno de ellos. El acto fue un reencuentro con los albores de la democracia de este país y una reconciliación con una clase política acostumbrada en aquellos tiempos a entenderse. Sin intermediarios.

José Antonio Marín Rite (Valverde del Camino, 1941) fue protagonista de ese acto pero lo fue también de aquella otra forma de hacer política, abierta, inclusiva, para construir ciudad, en su caso, con la suma de todos. Estuvo al mando de Huelva durante nueve años, aunque a él le corresponde, sobre todo, el honor de ser el primer alcalde en la nueva etapa democrática iniciada en el Ayuntamiento en el 79.

Ya para entonces se había hecho un nombre como abogado, especializado defensor laboralista y duro denunciante de injusticias sociales. Pero siempre fue conciliador, unificador, y lo llevó a la política, a la Corporación municipal, dando ocupación y responsabilidad a todos aquellos que formaron parte de ella haciendo historia en la ciudad.

Por eso destacaba, pero no extrañaba, la presencia en su homenaje de esos otros históricos que son de entonces Jaime Madruga o Manuel Flores Caballero, con otras siglas, también Matías Conde y José Quintero, o los compañeros, amigos en la lucha y en el trabajo por Huelva, Carlos Navarrete, Juan Ceada, alcalde sucesor, o Fernando Pineda y Juan José Oña, entre otros.

Marín Rite estuvo acompañado por sus sucesores: Juan Ceada, Pedro Rodríguez y Gabriel Cruz

Pudo ser reconocimiento al socialista pero lo fue al político. A ese al que Pedro Rodríguez, aun con las siglas del PP, entendió que había que incluirle en el callejero junto a su sucesor, Juan Ceada. Y allí estuvo Rodríguez, también reconocido por el actual, Gabriel Cruz, como promotor del homenaje. Y ediles populares en ejercicio, los no adscritos y el equipo de gobierno socialista casi al completo. Nadie más, ni vigente ni aspirante.

Estaba muy satisfecho el Marín Rite alcalde, valverdeño enamorado de Huelva, defensor de su “carácter mesopotámico, de la ciudad entre dos ríos”. Agradecido por la ubicación de la calle, primera rotulada en el Ensanche, a golpe de vista del Tinto y el Odiel, entre la desembocadura de los dos ríos que le dan “su más profunda seña de identidad”.

Ligado al futuro

En una entrevista pasada reconocía que la Huelva que recibió al llegar a la Alcaldía “era para salir corriendo”. Y a él le correspondió dirigir la reconstrucción de la capital, recuperando viejos espacios y habilitando otros nuevos, en defensa siempre del progreso. Quizá también por eso ahora su nombre se ligará por siempre a la expansión de la ciudad hacia su ría, “a lo que será el futuro”, dijo ayer Gabriel Cruz, “soñado por Pedro Rodríguez, pero también por los onubenses, por la ciudad”.

Concluía José Antonio Marín Rite, el hombre, arropado por toda su familia, lamentando que sea Huelva “una ciudad que no se distinga por su orgullo”. “Un fallo”, dijo quien sí proclamó su “orgullo de ser onubense”. Como también se manifestó al hilo Cruz, heredero, pretendido, en esa idea de hacer ciudad con aquella política de Marín Rite. El legado que queda.

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