Huelva

Miguel Ángel Velasco: La vida por contar

Miguel Ángel Velasco, posando en una de sus últimas entrevistas

Miguel Ángel Velasco, posando en una de sus últimas entrevistas / Clara Carrasco (Huelva)

Hace no muchos meses, Miguel Ángel Velasco presentaba en Huelva la que por entonces era su última novela, Una vida a retazos. Luego llegaría A Contratiempo, que estuvo precedida de un Un paseo por el tiempo. Debería haber habido una tercera parte.

Miguel Ángel Velasco, que falleció ayer de forma repentina, deja un legado literario y personal. Primero vivió, y vivió mucho. Y al final quiso recordar y compartir la historia de una sociedad, la onubense, su historia, de la que fue protagonista durante décadas.

En una de esas últimas entrevistas, Miguel Ángel Velasco hacía un repaso de su vida.

“Yo no me considero un escritor, soy un escribidor, me da vergüenza decir que soy escritor. Tampoco soy periodista, no hago literatura, son novelas”, se define continuamente Velasco que igualmente garantiza con su mirada y conversación entretenimiento, diversión, historias y personajes.

El mundo de Miguel Ángel Velasco gira en torno a la palabra, la añoranza, la mujer, la bondad, el estilo, las historias, las semblanzas… Es un mundo muy rico, propio de una persona que ha vivido mucho, mirando a su alrededor, deteniéndose en los detalles, dándose tiempo a sí mismo y a los demás.

Un mundo que se alarga durante décadas que sigue desgranando intensamente y que, ahora, nos va contando en sus novelas, con un ritmo de casi dos al año o más. Porque tiene mucho que contar y compartir, generosamente, sin dejarse nada atrás. Ni suyo, ni de lo que pasó por su vida.

Hace tan solo unos días presentó en Huelva su última novela Una vida a retazos. Una historia que gira en torno a una mujer, con Huelva como cuadro de fondo, en otra época, con su trama de intriga. Todos rasgos muy característicos de su obra. Un relato escrito hace años pero que sale ahora con modificaciones.

En su diálogo, que inevitablemente convierte en relato, aparecen decenas de nombres de Huelva, Los tiene en la cabeza, ha vivido con ellos, sigue sus vidas, los conoce, se interesa. Miles de anécdotas humanas, más allá de las cientos de entrevistas que realizó años atrás para medios digitales onubenses.

Miguel Ángel Velasco firma un ejemplar de una de sus novelas. Miguel Ángel Velasco firma un ejemplar de una de sus novelas.

Miguel Ángel Velasco firma un ejemplar de una de sus novelas. / Clara Carrasco (Huelva)

Los inicios y el periodismo

“Yo quería ser periodista, pero en la Huelva de entonces, la del 74, yo llevaba los pelos largos y mi padre, que era muy serio, no me dejó irme a Madrid a estudiar periodismo pero sí a estudiar Derecho a Sevilla, y como me gustaba y también era estar en contacto con escribir y con la palabra, hice Derecho. El periodismo me ha encantado siempre pero se me olvidó enseguida con el Derecho”.

Aunque nunca dejó de escribir, fue tras la aparición de algunos medios digitales en Huelva cuando “volvió a salir mi vena perdida del periodismo. Empecé con Raphael, en un concierto en el verano de 2013, lo publiqué, lo enganchó la red de él y en un momento se puso en 60.000 visitas. Luego quise ayudar a la gente del comercio de Huelva. Sobre todo a las mujeres, cómo se parten la cara e invierten en algo incierto y ahí están, mucho más que el hombre. Era publicidad gratuita. Tengo mucho respeto a la palabra periodista, no quiero ser un intruso, no hacía entrevistas, hacía semblanzas, si se me permite, como del realismo mágico. Hacía un cuadro, colocaba a la actriz normalmente y a través de ella fijaba la historia. Con estilo literario sacaba a relucir sus productos y sus vidas”.

Entre risas cuenta cómo se le ocurrió hacer una selección de las diez mujeres más elegantes de Huelva… “se montó un buen lío”. No escatima en detalles.

“Para mí la imaginación sirve para endulzar la acción. Lo que más endulza la acción es el paso de los años. A los 21 años escribí una novela medio verdad, medio mentira, y se quedó ahí. Con el paso de los años, al darte cuenta de lo que has dejado pasar, crees que tu época era más real, te da melancolía, mescolanza. Mis libros son libros añorantes”.

En 2017 publicó su primera novela La Sombra. Luego llegaron otros títulos como Chuma, el Valle del Silencio o Las Habitaciones del Servicio o Un Paseo por el Tiempo… Un torrente de historias por contar.

Miguel Ángel Velasco va recreando mentalmente sus libros, te cuenta extractos, ves cómo fue su proceso creativo, qué sintió al escribirlo, por qué, no tiene pudor en desvelar, en explicar, va disfrutando con los detalles de su imaginación, de su creación, vuelve a revivir la experiencia.

No te habla de los libros, te habla de lo que transmiten los ojos, te habla de la mujer reflejada en su libro.

“Soy un enamorado de las mujeres, creo que tienen más valía que nosotros, hacen las cosas mientras nosotros divagamos, son mucho más valientes. Para mí la mujer siempre ha sido algo mágico, un tótem. Siempre lo reflejo en los libros en los que prima el carácter de la mujer, la sensibilidad y la inteligencia. El amor de la mujer hacia el hombre, que es menos sensible y primario, que vamos más a lo básico sin saber que el amor, como la vida, se construye paso a paso”.

No le gusta mucho presentar sus libros en actos públicos, “me da coraje”. Prefiere hablar de ellos con los amigos, rememorar aquellas épocas. Este año ya lleva dos. En febrero A Contratiempo y el dado a conocer recientemente.

“Soy un pintor de brocha gorda, me pongo ante la máquina y no paro, me cuesta más corregir. En un verano empecé cinco novelas. No he hecho un extracto en mi vida. Voy construyendo paso a paso la historia, se va viniendo…”.

Un Paseo por el Tiempo fue la única novela que me costó trabajo, porque está dedicada a Juan José y a Salud, porque es un cambio dimensional y porque el protagonista soy yo”.

Y entre medias, reflexiona.

“A los 40 ni te enteras, en los 50 te enteras de algo y a partir de los 60 cambias espiritualmente. La botella está medio vacía y no puedes hacer nada, a los 70 será más agobiante supongo. Nadie queremos morirnos”.

Miguel ángel Velasco. Miguel ángel Velasco.

Miguel ángel Velasco. / Clara Carrasco (Huelva)

El tiempo en Miguel Ángel Velasco va hacia adelante y hacia atrás. La vida va pasando pero él, de vez en cuando, le hace un quiebro y vuelve a su melancolía.

“Me interesa mucho contar la historia de la Huelva desconocida, los personajes que desaparecieron. Ese circuito oscuro de aquella Huelva cerrada de los 70, de esos domingos desiertos. De la Ciudad de los Niños salen también historias, de otras décadas, narrando un mundo que se fue, añorándolo. Me gustan personajes como Chuma, detectives privados a la fuerza, con pasado, alcoholizados. Las habitaciones del Servicio era un antiguo despacho que tenía en una de las casas de la calle Rábida…”,

“Terminé la carrera con 22 años y con 24 ya era conocido en la vida pública. No me movía con la gente de mi edad, iba con los de 50 y 60 años. Y así fue como acabé en maravillosos patios de casas como la de los Litri, en las paellas de los jueves… ahí se ha escrito parte de la historia de Huelva que se desconoce”.

Seguirá escribiendo, de eso no hay duda. Seguirá en Huelva, con sus escapadas puntuales a Sevilla. Seguirá contando historias para divertir, para entretener. Seguirá mirando a los ojos a la gente y descubriendo lo que le cuentan y lo que callan.

Y seguirá descubriendo “ese placer morboso de la melancolía, del tiempo que nunca vuelve atrás. Eso siempre lo tendré”.

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