Huelva

Miguel Ángel Tobías: "Si todos trabajamos juntos, podemos cambiar el mundo"

Miguel Ángel Tobías.

Miguel Ángel Tobías. / M.G. (Huelva)

El sentido de tu vida es el título de la conferencia que el productor y director de cine y documentales, Miguel Ángel Tobías, impartirá en la Casa Colón de Huelva este martes, 19 de diciembre, una conferencia que complementará con un montaje especial de El camino interior, una serie que rodó para Televisión Española. La cita cultural se enmarca en la programación de diciembre de la Fundación Caja Rural del Sur.

–¿Qué va a abordar en esa conferencia?

–Voy a hablar de esas cosas que nos impiden vivir la vida que queremos vivir, por culpa de nuestros traumas, del sistema de creencias, de los miedos. En la mayoría del tiempo estamos viviendo unas vidas que no queremos y no hay nada que genere más sufrimiento, dolor y más enfermedad que vivir una vida que no se quiere vivir.

Voy a hacer una reflexión con los espectadores sobre estos temas para hacerlos más conscientes de esas cosas que nos impiden vivir una vida alineada con nuestro propósito vital y generar algunas herramientas de cómo podemos hacer esos cambios y de cómo esos cambios siempre van a traer cosas positivas a nuestras vidas y cómo merece la pena pelear por hacer esos cambios, independientemente de las circunstancias vitales en las que cada uno se encuentre o independientemente de la edad.

–¿Qué documental se verá?

–Es un montaje especial de la serie El camino interior que he hecho para la ocasión. La serie son dieciséis capítulos y en este documental lo que muestro son unas pinceladas de las reflexiones de los protagonistas que han rodado conmigo la serie y que son la muestra y el ejemplo de que, efectivamente, merece la pena pelear por lo que queremos, que merece la pena tener una vida más consciente, mirar hacia dentro y repensar nuestra vida, iniciar una camino que esté más alineado con eso que en el fondo de nuestro corazón decimos y que, por mucho que tratemos de no escuchar, cada uno de nosotros tiene una voz interior que nos dice cuando se siente bien, está tranquilo, en paz con la vida que tenemos o, justamente, lo contrario.

–Es muy complicado cambiar de repente de vida

–Si fuera fácil no estaríamos hablando de esto porque todo el mundo estaríamos haciendo la vida que queremos, no podemos caer en la trampa de pensar que son las circunstancias. Permanentemente estamos buscándonos excusas sicológicas y emocionales para no modificar cosas de nuestra vida que realmente nos generan sufrimiento. No se trata de dar un vuelco absoluto, de 180 grados, a nuestra vida, pero sí que al reflexionar sobre ella nos demos cuenta y veamos la posibilidad de ir haciendo esas modificaciones que nos generen un mayor sentimiento de felicidad y paz interior.

La circunstancia es la que es, siempre, y, a veces, hay circunstancias que no se pueden cambiar, evidentemente, pero lo que sí podemos cambiar es como nosotros elaboramos, desde el punto de vista sicológico y emocional, cada una de esas circunstancias que la vida nos plantea.

–¿Con qué se queda de ese Camino de Santiago?

–El Camino de Santiago es un camino de renovación, es un camino que tiene energía, más allá del concepto religioso, una energía muy especial sólo por el hecho de que haya millones de personas que a lo largo de los siglos lo han transitado, en el fondo, la mayoría, movida por intentar hacer una reflexión profunda sobre la vida, esa es la metáfora del camino. En realidad la vida es un camino y el Camino de Santiago es como parar nuestra vida momentáneamente y colocarnos en un ritmo, que es el que nos da caminar, que está ajustado al ritmo de lo que pueden ser las reflexiones y los pensamientos.

En la serie yo he utilizado el Camino de Santiago como un decorado, era un marco perfecto visual, de paz y de tranquilidad. Rodé la serie cuando todavía no se podía salir a la calle, por lo tanto, la gente se va a encontrar con un camino que va a ver desierto, planos de kilómetros donde sólo hay dos personas en medio del plano, pero lo importante han sido las conversaciones que han surgido.

Yo le planteé a los protagonistas que lo que pretendía es que el espectador sintiera que lo que está viendo es lo que sucede cuando dos personas deciden caminar juntas un trozo de la vida, y en ese caminar y abrirse de corazón terminan saliendo todos los temas profundos que a todos nos importan y nos afectan como es el amor, la muerte, la familia, el trabajo, el miedo, el sufrimiento y el duelo, aquellas cosas que nos van acompañando a lo largo de la vida.

–¿Cómo eran los protagonistas?

–Cuando hice la selección de las personas que quería que me acompañaran, lo hice pensando en que todos ellos cumplieran cuatro requisitos, que yo mismo cumplía, y son: ser personas del mundo del conocimiento, que se dedican a transmitir conocimientos a otros; ser conferenciante internacional; tuvieran libros escritos y publicados y que hubieran vivido alguna experiencia que les obligó a repensar la vida. Yo he estado tres veces al borde la muerte y lo cuento en un libro, Renacer en Los Andes. De los diecisiete que somos, catorce estuvimos al borde de la muerte.

El planteamiento era hacer esta serie acompañado de personas que la vida nos colocó en esa situación, nos obligó a hacernos estas preguntas que muchas veces, por rutina, miedo, dejadez, desidia... vamos aparcando, pero en el fondo son preguntas que todos tenemos ahí dentro queriendo encontrar la respuesta.

–Después de recorrer el mundo, ¿qué encuentra en el Camino de Santiago?

–Yo que he recorrido el mundo, me doy cuenta que el gran viaje que todos tenemos que hacer es un viaje interior, al fondo de nosotros mismos, hacer una introspección para realmente saber quiénes somos, conocernos de verdad y el Camino de Santiago lo que tiene es esto, genera la energía y nos coloca en una situación psicoemocional como para hacer este camino interior y es fascinante, porque el Camino de Santiago se va haciendo, uno va recorriendo kilómetros, lo va notando en el cuerpo, en los pies, pero, sin embargo, todo el mundo cuando acaba lo que acaba es entendiendo y dándose cuenta que el viaje no ha sido por fuera sino por dentro.

–¿De los lugares que ha visitado, ¿cuál le ha marcado más?

–Sin ninguna duda, Haití. Rodé el único documental que se hizo en el mundo en los días después del terremoto, hace ya dieciséis años. El terremoto de Haití sigue, a la fecha de hoy, considerado por la ONU como la segunda tragedia más grande de la historia de la Humanidad. En cuarenta segundos murieron 340.000 personas, dos millones de personas se quedaron sin casa y había cientos de miles de heridos deambulando por las calles.

Rodé un documental maravilloso, Sueños de Haití. A pesar de la tragedia pude grabar lo más hermoso que hay en los seres humanos, que es la capacidad de resiliencia, de superación, el ser capaces de ser líderes de sus vidas viniendo de una situación tremenda y esto me generó una lección de vida impresionante, cómo de las peores circunstancias se pueden generar grandes aprendizajes.

–Ahora está centrado en un documental sobre sostenibilidad

–Es una serie en la que voy a mostrar acciones que mejoran las vidas de las personas y del planeta. Voy buscando proyectos, no importa dónde, que se ejecutan con un altruismo total, sin un interés comercial detrás y que nos están enviando a todos un mensaje de que otro mundo es posible y que todos tenemos el derecho y también la responsabilidad de cambiar este mundo lo más posible y entender que somos inquilinos y no tenemos derecho a dejar un planeta en unas condiciones peores de las que nos encontramos.

–¿Tiene nuevos proyectos?

–Voy a rodar un documental en enero, Atlántico, navegantes del alma. Voy a atravesar el Atlántico en un velero con once personas que no se conocen entre ellas, la más joven tiene 17 años y la mayor, 80, para enviar al mundo el mensaje de que si todos colaboramos, si todos trabajamos juntos, podemos cambiar el mundo. 

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