obituario

Manuel Silván de la Corte, un hombre de Huelva

Manuel Silván de la Corte en el balcón de Huelva Información

Manuel Silván de la Corte en el balcón de Huelva Información / Alberto Domínguez

Se marcha un hombre de Huelva, de los que hicieron ciudad en los últimos cien años, preocupado por el sentir de una ciudad sencilla, amable y encantadora que necesitaba prosperar: Manuel Silván de la Corte.

Una ciudad con la que ilusionarse, de la que se entendía orgulloso, de esta nueva Huelva que debía compatibilizar más allá del recuerdo la esencia misma de sus raíces, sus tradiciones y lo que es más importante, el alma de sus calles, de su ría, pero sobre todo de su gente.

Manuel Silván de la Corte ejercía todos los días de onubense, defendiéndola y trabajando por ella. Incluso poniendo en marcha la asociación Nuestra Huelva, abanderada del más exquisito de los intereses onubensistas.

Lo hizo desde bien joven en las oficinas del Puerto de Huelva, donde conocía cada atraque y cada movimiento no solo de mercancías, sino de las personas que siempre le respetaron y le admiraron. El Puerto de Huelva le reconoció recientemente al cumplir sus cien años esa entrega desmedida a una persona que conocía mejor que nadie el Puerto de Huelva.

Se sentía especialmente orgulloso y contento de ese acercamiento del Puerto a la ciudad que se materializa en el paseo marítimo, y otros nuevos proyectos.

Recreativita de pasión y, sobre todo, de corazón. El Club le reconoció en varios momentos tanta dedicación y tantos partidos animando al Recre, el más cálido de los homenajes fue el recibir el carné del socio decano, pues llegó a ser el socio más longevo que ha tenido en su historia el Real Club Recreativo de Huelva.

Un onubense así no se entiende tampoco sin sus grandes devociones, desde la Concepción al Conquero. Penitente de túnica morada para acompañar a Jesús Nazareno en cada madrugada y en cada jornada diaria en las que acudía a verlo bendiciendo siempre a Huelva.

Una devoción que se entrelaza con la de la Virgen de la Cinta, a la que le dedicó toda su vida como miembro de su junta de gobierno, desde 1943 a 2013, sintiendo en cada momento una devoción que difundió y de la que se hizo baluarte y ejemplo de ella.

Manolo Silván de la Corte, sobre todo fue una persona entregada a Huelva, disfrutó de miles de amigos, que les respetaban y disfrutaban de su conversación tan cercana como amable y cariñosa porque de sus labios solo salía amor a Huelva.

Descanse en paz.

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