Semana Santa

Un siglo pendiente de Huelva

  • Manuel Silván de la Corte cumple cien años y es el hermano número uno en La Cinta y en el Nazareno

Manuel Silván de la Corte junto a la Virgen de la Cinta, en su procesión de septiembre.

Manuel Silván de la Corte junto a la Virgen de la Cinta, en su procesión de septiembre. / Alberto Domínguez

Manuel Silván de la Corte ha cumplido cien años. Un siglo de vida en esta Huelva que ama profundamente y de lo que ha dado muestras en todo momento. Es una suerte poder contar con personas como él, que durante este dilatado tiempo se ha ido preocupando por esta ‘Nuestra Huelva’, que es como le llamó a una asociación onubensista en la que siempre fue bandera la defensa de esta tierra.

Onubense cabal, de los que siempre se desborda en una pleamar de deseos e inquietudes por esta ciudad que fluye por sus venas. Se conoce todos los rincones y ha gustado pasear por aquellos que forman parte de su vida diaria, donde evoca recuerdos familiares y de aquel tiempo en el que estaba en el Puerto de Huelva.

Hoy se siente contento por el hecho de que el Puerto, al que le dedicó tantas horas de esfuerzos, se integre en esta ciudad que lleva en su corazón. Lo que menos le gustó fueron los ingleses, que se llevaron tanto de nuestras minas. Aunque eso sí, lo mejor que llegó con ellos fue el fútbol y su Recreativo. Evidentemente es el socio de mayor edad que ha disfrutado de tantos y tantos encuentros.

Los colores de Huelva los lleva a gala y la lucidez de su cabeza nos regala el prodigio de un hombre que conoce cientos de anécdotas, historias, personajes y lugares de esta ciudad por la que ha caminado sintiendo cada uno de sus latidos y, por eso, están perfectamente frescos en su memoria.

Hombres como Manolo Silván son los que no solo hacen Huelva, sino que hacen hermandad. De túnica morada en la Madrugada del Nazareno de Huelva y de la Virgen de la Cinta en El Conquero.

Nació hace cien años, cuando la hermandad de la Patrona de los onubenses acuerda encargar esa misma corona de oro que en junio de 1992 se le impusiera en su coronación canónica, en un acto en el que pudo estar como miembro de su junta de gobierno y recordar a su tío Manuel de la Corte, que fuera hermano mayor de la hermandad. Estuvo presente en los momentos más importantes de la vida de La Cinta, como fue también la misa con San Juan Pablo II.

De visita continuada al santuario, es siempre una alegría encontrarlo en este entorno de El Conquero. Sin duda alguna, no solo ha sido durante décadas baluarte en la hermandad como miembro de su junta de gobierno, sino que su conversación renueva en uno el sentimiento más cintero.

Es una alegría estos cien años de historia viva en la devoción de la Cinta, donde continúa siendo no solo testigo del ayer sino que se preocupa hoy en que se mantenga vivas las esencias cinteras.

Un abrazo, amigo Manolo. Es una alegría poder contar con personas como tú, de las que se continúa aprendiendo a amar a la Virgen de la Cinta.

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