Voces nuevas
María Fernández
Onubenses de segunda
Babaja la calle Tres de Agosto y casi llegando a la Plaza de las Monjas me detuve a comprar un cupón de La ONCE a un hombre muy simpático que siempre se coloca en aquel punto estratégico. Como estos días son más los que creen en la suerte, tuve que hacer una pequeña cola para hacerme con mi boleto y justo delante de mí, mientras esperaba, un señor le contaba a su mujer “la última” del tren de Huelva. Con cierta resignación, el hombre, que habría pasado los 60, le mostraba su preocupación a la señora porque sus hijos, que viven en Madrid, no pudieran llegar a tiempo el día 24 “por otra avería en el tren tercermundista que tenemos, como ocurre cada semana”. Hasta ahí todo parecía “normal”, hasta que al comentario le siguió otra afirmación que me dejó más pensativa. “Aunque no es de extrañar que no lo arreglen, como todo. Porque así es Huelva y así nos va”.
Detrás de lo que decía ese hombre hay una gran verdad que escuece. Es cierto que no hay justificación para el lamentable estado de las infraestructuras ferriviarias, pero ¿qué hay del sentimiento colectivo que ello genera entre los ciudadanos? Existe una sensación de apatía generalizada por lo nuestro, de abandono. Se está normalizando tanto que Huelva esté en el pico del mapa como algo “aislado” del resto que incluso nos estamos olvidando de todo lo bueno que esta tierra tiene para darnos. Nos estamos creyendo “nuestra propia mentira” y eso duele, asusta y nos hunde como territorio.
Nos estamos considerando “ciudadanos de segunda” viviendo en un lugar que lo tiene todo, menos un acceso digno al resto del mundo. Unas vías de comunicación que son la puerta de entrada y salida a nuevas oportunidades y que se nos cierran una y otra vez causando estragos en una falta de moral colectiva que los onubenses, siendo honestos, llevaban años arrastrando.
Pero en cierto modo tiene lógica. No es solo quejarse de la infraestructura, sino de lo que esa falta de conexión nos hace sentir como ciudad. ¿Somos menos que otras ciudades de España? ¿Entonces por qué nunca llega lo que llevamos años reclamando? Esto ya no solo afecta nuestra moral, sino que aisla la ambición de miles de jóvenes onubenses que son el futuro.
Porque no se trata solo de distancia física, sino de una distancia emocional con el resto del país que en cada avería ferroviara se agranda.
También te puede interesar
Voces nuevas
María Fernández
Onubenses de segunda
El mundo de ayer
Rafael Castaño
Gustavo Faverón no existe
Quizás
Mikel Lejarza
Cosas de Navidad (I)
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Qué bostezo
Lo último