Se trata de una fotografía más de la excelente colección de la casa J. Laurent y Compañía que venimos publicando estos últimos domingos. Ofrece una perspectiva clásica de la parroquia de la Purísima Concepción, pero en una toma interesante por su amplitud.

Es la Huelva sencilla de finales del siglo XIX y ofrece un par de toques especiales. Por un lado, la librería situada en pleno corazón de una ciudad que siempre sufrió de los ataques intelectuales por la escasa existencia de librerías, como si hoy fuesen muchas. Todo igual.

La parroquia de la Concepción a finales del siglo XX.

A la librería le sustituiría más tarde el Bazar Mascarós, hoy la Caja Rural del Sur, y en la casa anterior se situaba la Administración de Loterías.

Sí es curioso el kiosco bar existente delante de la misma parroquia. Hay que entender que esta era una zona de desahogo en el mismo centro, se tenía como una pequeña plaza interior donde se encontraba también el café Madrid. Era un punto clave en la Huelva de finales del siglo XIX, donde se marcaba todo el trasiego de la ciudad que discurría hacia La Placeta, aquí se comerciaba en numerosas tiendas, a pesar de que la mercadería ambulante se había desplazado en 1866 al mercado en el barrio del Carmen. Por otra parte, era punto de llegada o tránsito en la Calzada hacia el muelle.

Hay otro detalle muy significativo y son las pilonas a lo largo de toda la acera de la calle Concepción para impedir el movimiento de cualquier carruaje, empezaba así la isla peatonal de la ciudad.

Se ve igualmente uno de los candelabros que tuvo esta esquina, como se aprecia debió ser el primero ya que con el tiempo llegaría aquí otro más potente de ocho luces que viene a ocupar su sitio. Luego desapareció pero regresó a este lugar, así lo pidieron unos jóvenes. Más tarde el nuevo pavimento de la calle Concepción lo retiró, pero en estas páginas insistimos en que volviera. Hoy ofrece la misma belleza que siempre tuvo este rincón tan onubense.

Aunque las fotografías aparecen firmadas por J. Laurent y Compañía en la época de los años 80 del siglo XIX, todo hace pensar que no se pueden atribuir al propio Laurent, pues ya en esa época no se desplazaba desde Madrid a provincias.

Así que no sería descabellado pensar que las fotografías fuesen enviadas desde Huelva o que aquellos cristales se ofrecieron a los que vinieran a nuestra ciudad con aquel propósito de hacer la colección de vistas. Apuntamos como posible autor el nombre de Diego Pérez Romero, que en 1880 se anunciaba como fotógrafo en la cercana calle Tetuán -hoy Mora Claros-, que había sido premiado en 1876 en la Exposición universal de Filadelfia.

A las 11:16 de la mañana

La antigua fotografía está realizada a las 11:16, esa es la hora que marca el reloj de la torre de la iglesia, aunque difiere en un minuto menos que la que ofrece el del kiosco. Se ve una iglesia sencilla pero elegante, puede que hasta recién encalada y cuenta con los escalones de mármol pagados por el cabildo en 1881.

Un espacio muy goloso

Es una esquina o plaza que atrajo siempre todas las miradas como hoy día lo hace. Aquel kiosco se sustituyó por otro más amplio y llegada las nuevas comunicaciones se ubicó aquí una cabina telefónica, que aunque ahora se quitan en su momento costó bastante, lo mismo que desplazar a otro lugar el buzón de Correos y el kiosco para dejarla libre el BIC.