"Me gusta llegar a los jardines secretos con la fotografía"

ENTREVISTA A ISABEL MUÑOZ | FOTÓGRAFA

Premio Nacional de Fotografía 2016, expone hasta el 27 de marzo ‘Los cuerpos. Entre luces y sombras’ en la Casa Colón dentro del Festival Latitudes

Isabel Muñoz ante algunas de sus fotografías en la Sala Iberoamericana de la Casa Colón.
Isabel Muñoz ante algunas de sus fotografías en la Sala Iberoamericana de la Casa Colón. / Rafa Del Barrio
Eva Sánchez Moreno

Huelva, 14 de febrero 2022 - 06:00

–¿Qué busca Isabel Muñoz en los cuerpos?

–Mi interés es el ser humano desde muy pequeña. El cuerpo es como un pretexto para hablar de él porque habla de nosotros.

–Se ha enfrentado a situaciones de dolor puro, niños y niñas violados o enfermos terminales de sida, por poner sólo dos ejemplos. ¿Cómo se enfrenta emocionalmente a ese trabajo?

–Sientes el dolor del otro como sientes el amor, siempre he empatizado con ello. Dar voz a través del arte y de tus imágenes a historias que si no se cuentan no existen, me da una fuerza tremenda. Es algo que se está convirtiendo como en una obsesión porque el tiempo es el que es y cada vez tengo menos. Pero enfrentarse al dolor es enfrentarse a la vida, que es luz y oscuridad. Es un tema que he ido abordando a medida que he ido descubriendo la vida. Ojalá se pudiera quitar ese dolor, pero no dejo de repetirme que no soy todopoderosa.

–¿Es un tema que le interesa cada vez más?

–Hago más trabajos de retratar la realidad para que la podamos conocer, pero en paralelo, cuando vengo con el corazón partido por las injusticias, necesito hacer otros con bailarines, por ejemplo. Temas que me permitan canalizar todos esos sentimientos.

La fotógrafa contempla su autorretrato, dentro de la muestra 'Los cuerpos. Entre luces y sombras'.
La fotógrafa contempla su autorretrato, dentro de la muestra 'Los cuerpos. Entre luces y sombras'. / Rafa del Barrio

–¿Le ha servido la experiencia para encarar esas situaciones más difíciles?

–Una cosa es encararlo y otra vivirlo. Sé lo importante que es nuestro trabajo y mientras estamos hablando están violando a niñas en el Sureste asiático, en Camboya, en el Congo... Vas descubriendo cosas y para mí es una necesidad ser útil para la sociedad. Hay muchas cosas que contar y la fotografía es una forma de hacerlo.

–¿Siguen despertando su interés personas anónimas que se encuentra y le asalta el deseo de fotografiarlas, hay algo común en ellas?

–La unión es el ser humano. Aunque somos muy distintos tenemos la misma forma de amar, de sentir y de sufrir. Procuro llegar –ya me gustaría– a lo más profundo, a los jardines secretos, procuro hacerlo con mucho amor y con mucho respeto, conocer las motivaciones del ser humano, por qué hacen una determinada cosa y por qué pasa algo, llegar a esas personas y situaciones para darlas a conocer. La fotografía te da la oportunidad de poder tocar al ser humano para luego compartirlo, no contaría historias si no existiera el otro porque nosotros desaparecemos y eso es un lenguaje, es mi vida.

-¿Qué le cuesta más fotografiar?

–Sé que no soy una buena reportera porque soy caótica a la hora de contar mis historias. También, hay situaciones que no puedo afrontar porque veo manipulación, vengo de una generación que valora mucho la libertad. Otras veces no puedo fotografiar por respeto a esa persona, eso va antes de cualquier imagen.

"Dar voz a través del arte a historias que si no se cuentan no existen, me da una fuerza tremenda”

-¿Son las personas mayores y los niños los que transmiten más verdad a la hora de retratarlos?

-No me gusta generalizar pero sí que tienen algo los niños, una pureza de sentimientos, incluso los que llevan una vida dura. Por mucho que la vida te reviente eso está ahí, eso pude verlo a través de un trabajo para Unicef por el 20 aniversario de los derechos del niño que me permitió conocer la realidad de veinte países. Los seres mayores tienen esa fragilidad, pero hemos vivido. La pureza en la mirada te la da el alma, el corazón.

-Los toros también han sido objeto de su interés artístico, ¿tiene relación con la pasión que siente por el baile?

-Soy española, mediterránea, tengo sangre de Granada y el flamenco lo he sentido desde muy pequeña, desde cuando oíamos Radio Tarifa en mi época. Es algo que tienes en la sangre y la danza también.

Isabel Muñoz en la Sala de los Brazos, donde se expone parte de su obra dentro de Latitudes hasta el 27 de marzo.
Isabel Muñoz en la Sala de los Brazos, donde se expone parte de su obra dentro de Latitudes hasta el 27 de marzo. / Rafa del Barrio

-¿Qué le atrae de la Fiesta?

-Me apasiona porque habla de nosotros, es un baile a muerte en el que veo una gran parte de la esencia de lo español: la luz y la oscuridad, la pasión, la ambigüedad, la música, la sensualidad, ese cuerpo del torero... Joselito ha sido mi torero y es una bellísima persona, he trabajado durante cinco años con él.

"No contaría historias si no existiera el otro porque nosotros desaparecemos y eso es un lenguaje, mi vida”

-¿Y al contrario?

–He dicho que si fuera animal me gustaría ser toro de lidia, sin embargo cuando trabajé con los grandes primates me di cuenta de que sienten como nosotros, respetan a sus muertos, aman a sus niños, los ves y es alucinante. De manera que ahora lo veo desde otra perspectiva y me siguen gustando los toros pero no puedo defenderlo. Es una dicotomía horrible, es algo que no he solucionado.

–Ya ha visitado Huelva en varias ocasiones, si le hablan de esta provincia ¿qué imágenes le vienen a la mente?

–Huelva siempre ha sido mar, jamón y gambas, es así. Me encanta el jamón este dulce que hacéis, el bueno, el que se te queda en el cielo de la boca, y la gamba de Huelva. Ahora me quedo también con la gente de Huelva que es realmente lo mejor, no pasa en todos los sitios y me siento muy bien aquí.

–¿Cómo ilustraría esta conversación?

–Con el agua y su sonido [la de la fuente situada en el patio interior de la Casa Colón].

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