Don Rosendo 'in memoriam'

Antonio Vergara Abajo

15 de marzo 2014 - 01:00

El 5 de febrero del actual 2014 nuestro querido don Rosendo partió hacia la casa del Padre desde Almería. Había vivido entre nosotros cerca de 30 años y nos dejó marcados con su recuerdo. Vino a Huelva el año 1955, al crearse la diócesis, junto con 37 sacerdotes más, todos llenos de juventud, dispuestos a servir a la Iglesia en la persona de don Pedro Cantero Cuadrado, primer obispo de Huelva. Y tanto se encarnó en Huelva, que hoy, después de 59 años, su familia sigue viviendo entre nosotros.

En mi libro Bodas de oro de la diócesis de Huelva editado por nuestra Universidad en 2004, digo: "… una ausencia gratificante para Huelva fue la de don Rosendo Álvarez Gastón nombrado obispo de Jaca el 21 de noviembre de 1984. Nació en Mues (Navarra) pero desde que se incardinó en la diócesis de Huelva en 1955, es un sacerdote más de este Presbiterio. Director de la Casa de Ejercicios, su primer cargo; director espiritual de Seminario, canónigo, vicerrector y rector del Seminario, párroco de Almonte y capellán del Santuario del Rocío cuya espiritualidad estudió y le caló de tal manera que escribió su tesis Las raíces del Rocío. Tuvo un paréntesis de dos años para estudiar en Roma y obtener el doctorado en Teología Moral. Siguió escribiendo: El Rocío a examen, Pastora y Peregrina, Almonte y el Rocío. Hombre austero y de profunda religiosidad, escribió también Proyecto de vida manifestando su preocupación por las vocaciones religiosas. Desde 1977 venía siendo vicario general de la Diócesis. Después de ejercer su ministerio episcopal en Jaca, fue nombrado obispo de Almería…"

Hasta aquí una breve biografía, pero no es esto mi mayor pretensión. Intento evocar su recuerdo desde lo más íntimo de la vida de muchos de nosotros que recibimos de él amistad, comprensión, ayuda y absolución. Durante los siete años que estuvo al frente de la Casa de Ejercicios, bajo la protección de Nuestra Señora de la Cinta, fueron miles los y las onubenses que recibieron el consuelo y la luz para conocer mejor y acercarse activamente al servicio de Jesucristo. Una parte del actual clero de Huelva lo recordará como director espiritual y como rector en el empeño que puso en la formación cultural, religiosa, espiritual y apostólica, ante la vista de tanta mies como había que segar con pocos obreros. Como vicario general siempre trató con esmero a los sacerdotes, esforzándose por solucionar sus problemas y animarles en su actividad pastoral y su vida espiritual. Participó muy activamente con su obispo don Rafael González Moralejo y el secretario técnico en el estudio económico para poder cumplir lo que entonces parecía un compromiso de la Iglesia recogido en los acuerdos firmados entre esta y el Gobierno Español, para la autofinanciación de la Iglesia española.

Su amistad quedó grabada entre nosotros, seglares y sacerdotes, y porque le conocimos no tenemos más remedio que opinar que lo mismo sucedió en Jaca y Almería, y en sus compañeros de la Conferencia Episcopal que tantas veces le han buscado para impartir Ejercicios Espirituales o charlas y conferencias de espiritualidad a distintos grupos diocesanos.

No puedo olvidar en mi recuerdo a don Augusto, su padre, una humanidad llena de bondad, con quien su familia y mi hermano compartíamos algunas partidas de mus en las noches almonteñas.

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