Huelva

De la resistencia al cambio al acatamiento de la norma anti Covid en Huelva

  • La Policía Local destaca el alto grado de cumplimiento de las restricciones

  • Los disidentes escasean: a nivel comercial se concentran en los 24 Horas; los barrios más conflictivos y los botellones juveniles completan la nómina

Los policías entregan un documento con las medidas en Burguer King.

Los policías entregan un documento con las medidas en Burguer King. / Josué Correa (Huelva)

La Policía Local de Huelva es una pieza fundamental en el engranaje de control del cumplimiento de las restricciones establecidas en la segunda edición del estado de alarma para contener la pandemia de la Covid-19. Cada día, agentes y mandos se distribuyen por sectores en la capital para hacer cumplir a la ciudadanía las normas impuestas por la Junta de Andalucía, activas desde el pasado 10 de noviembre y prorrogadas, al menos, hasta el 10 de diciembre.

Huelva Información acompaña a uno de los equipos del Cuerpo municipal en su ronda vespertina por las calles de Huelva. El oficial al frente del turno, Alfonso Quintero, apunta que “lo habitual” es que el ciudadano de a pie y el que tiene un negocio “colaboren y cumplan generalmente bien con las medidas”.

Con el avance de las jornadas, “las restricciones son más rutinarias para todos, los primeros días había más resistencia al cambio”, observa.

En un vehículo de la Policía ponemos rumbo a Pablo Rada. Son las 17:50. Los bares empiezan a recoger, pero algunos clientes apuran casi hasta el último minuto antes de levantarse de las mesas. El oficial Quintero se acerca a un grupo de jóvenes. “Debéis tener la mascarilla puesta cuando no estéis consumiendo”, les advierte.

Detalla que una de las cuestiones más difíciles de controlar es “la distancia de 1,5 metros entre mesas y clientes”. Suelen advertir antes de sancionar, “que bastante tienen ya los empresarios”, pero “cuando se va de las manos, no tenemos más remedio”

El porcentaje de infracciones “es muy bajo, especialmente de ciudadanos que se mueven a lugares o en horas que no deben, y también de establecimientos que permanecen activos de forma oculta, bajando la persiana pero dejando a clientela dentro”, manifiesta Quintero. Las multas, de media, suelen ser “unas 10 ó 15 cada día”, escasísimas si se tiene en cuenta que la población de la capital rebasa las 140.000 personas.

Fiestas clandestinas

El mando policial subraya que en las últimas semanas no se ha dado en la ciudad ninguna fiesta clandestina multitudinaria, "al menos no como las que estamos viendo en los últimos días en la televisión o en otros pueblos".

A lo sumo, “nos encontramos con que pueda haber seis u ocho personas reunidas en una misma vivienda; han puesto música y molestan a los vecinos, que son los que nos llaman; lo que hacemos es denunciar y que cada uno se vaya para su casa”.

Los 24 Horas

Estos negocios son, según el oficial Quintero, los que más quebraderos de cabeza dan a la Policía Local de Huelva. La norma autonómica dice que deben cerrar a las 22:00.

Sin embargo, “nos encontramos con que muchos quieren seguir vendiendo las 24 horas del día, y lo intentan una y otra vez”. Tanto es así que “se les suele denunciar a diario”.

Comida rápida

Junto a La Palmera, los efectivos se detienen en el establecimiento de comida rápida Burguer King. Preguntan por el encargado, al que entregan un documento en el que se recogen las medidas aplicables a los servicios de restauración. El cierre general es a las 18:00 y la entrega de comida a domicilio se extiende hasta las 23:30, pero el cliente puede recoger la comida en el negocio hasta las 21:30.

“El problema es que la gente lo ve abierto, entra y pide”, como era habitual antes de la pandemia, señala el oficial. Sin embargo, este proceder no es correcto. “El cliente debe realizar el pedido por teléfono o Internet y el establecimiento tiene que darle cita para que venga a recogerlo y evitar aglomeraciones”. Si bien esta medida se puede aplicar a todos los establecimientos de restauración, la realidad es que los que se mantienen abiertos por la tarde son los de comida rápida, “hamburgueserías y pizzerías, básicamente”.

Dudas que generan caos

La normativa cambia tan rápido que es difícil controlarla a la perfección. Incluso para los policías. En la puerta de una heladería de Pablo Rada surge una duda: “¿Por qué no puede este negocio estar abierto para recogidas en el local?”, pregunta al oficial Pedro, uno de los agentes. “Porque, aunque está dentro de la hostelería, no es de restauración”, contesta sin vacilar Alfonso Quintero.

El oficial nos explica que “todos los días tenemos estos debates”. Y siempre hay quien “tira de imaginación y encuentra una zona de sombra en la normativa”.

Las preguntas para las que la Policía Local no tiene respuesta “se elevan a la Jefatura y, de allí, a la Junta de Andalucía”. La respuesta puede tardar en llegar varios días, “así que si hay un negocio que realiza una actividad que nos genera dudas, lo dejamos que haga hasta que tengamos claro qué hacer”. Luego, cuando se recibe la explicación y “advertimos al empresario de que debe cerrar en un determinado horario, se enfada, se sorprende y nos dice que por qué le hemos dejado hacer”.

La Policía Local vive, según el oficial Quintero, en un “permanente ambiente de caos y confusión” a este respecto. “Ni nosotros tenemos tiempo de aprendernos bien la norma”, asume.

Barrios conflictivos

Las sanciones a los trasnochadores que permanecen en la calle más allá de las 22:00 y antes de las 7:00 sin motivo justificado se concentran en los barrios más conflictivos de Huelva.

El Torrejón, Marismas del Odiel y Gonzalo de Berceo, en La Orden, registran un “goteo constante, con entre diez y 15 infracciones cada noche”, informa el mando.

Con todo, estas barriadas “no suelen generarnos mucho problema, más allá de que se forman grupos numerosos que comparten vida en la calle y que suelen ser de miembros de una misma familia, pero en cuanto nos acercamos con el coche patrulla se dispersan, que es nuestra intención, que la gente no esté en la calle cuando no debe”.

Quintero añade que “no solemos denunciar, salvo que se les haya avisado antes y entendamos que se nos desobedece, o que consideremos que la actitud de los infractores es desproporcionada e insolidaria con el resto de la población”.

El mando ofrece información de interés a la propietaria de la juguetería Imaginarium, en la calle Berdigón. El mando ofrece información de interés a la propietaria de la juguetería Imaginarium, en la calle Berdigón.

El mando ofrece información de interés a la propietaria de la juguetería Imaginarium, en la calle Berdigón. / Josué Correa (Huelva)

Los sintecho

Cuenta el agente Fran que “lo de llevar mascarilla es la medida que más cumple la gente, es difícil encontrar a alguien sin ella”, afortunadamente. La media diaria de multas por este motivo no suele rebasar la quincena. Pero, ¿qué ocurre con las personas sin hogar ni recursos para adquirir mascarillas?

El oficial de la Local onubense recuerda que en el primer confinamiento “se interesó que se les confinara en el Andrés Estrada y así se hizo, sin embargo ahora no estamos confinados y no se puede evitar que estén en la calle”.

Los sintecho no suelen reunirse, “son personas muy aisladas”. La Policía municipal apostilla que “poco más podemos hacer que darles mascarillas e intentar que los lugares donde pernocten sean poco salubres”.

Botellones

La siguiente parada de los agentes está en la juguetería Toy Planet de la calle Tres de Agosto. Pedro entra y entrega el documento informativo al propietario, que lo lee con atención tras el mostrador. La misma operación la realizará después Alfonso en Imaginarium, en la calle Berdigón.

En el trayecto, con parada obligada en la plaza de Las Monjas para reorganizar el servicio, el oficial nos habla del botellón. “La mayor incidencia se produce viernes y sábados; aunque el macrobotellón como tal ha desaparecido, encuentras muchos grupos de chavales bebiendo, diseminados”. Quintero sabe bien cuáles son las zonas calientes: el entorno del Muelle del Tinto, la plaza Violeta de El Torrejón, la plaza de Estados Unidos de La Orden y la plaza de Las Carretas, en Isla Chica. “En cuanto nos ven aparecer, salen todos corriendo”, apostilla.

Black Friday

El viernes pasado el dispositivo policial del Ayuntamiento se reforzó con un subinspector y diez agentes adicionales. “El Black Friday, el encendido del alumbrado y que el viernes es el día que más gente se echa a la calle” motivaron el despliegue.

La cuestión es la de siempre. La Policía Local puede dejarse la piel para que respetemos las restricciones anti Covid, pero lo que de verdad hace efectivo el control de la pandemia es la responsabilidad personal y social de cada uno de nosotros. El respeto a las normas, echar el freno a la muerte de decenas de paisanos, está en nuestras manos.

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