elecciones en asturias La fragmentación releva al bipartidismo de la mano del partido relámpago de Álvarez-Cascos

Patria querida e ingobernable

  • El PSOE espera hacer del Principado un oasis en el semidesierto de su poder autonómico a lomos del duelo de aire fratricida entre PP y Foro Asturias · IU huele registros históricos y UPyD espera tener algo que decir

Un Gobierno con las manos atadas, sin mayoría suficiente en el Parlamento para impulsar su producción legislativa y sin perro que le ladre en la oposición en forma de pactos o apoyos puntuales, está condenado a tirar la toalla más pronto que tarde. A los cuatro meses lo la hecho el de Francisco Álvarez-Cascos, que con ese hijo de la desafección llamado Foro Asturias ha revolucionado el paisaje electoral del Principado, la primera comunidad de las llamadas no históricas que adelanta unos comicios autonómicos.

Él quería ser el candidato del partido en el que ha militado durante 34 años, el PP, en las elecciones autonómicas del pasado 22 de mayo, pero no pudo ser y el ex ministro y vicepresidente del Gobierno con Aznar abrió la caja de pandora y se marchó para volver, pero enfrente. "Más allá de las amarguras inherentes a una situación tan difícil como dolorosa, siento que mi deber me obliga a dar este paso para hacer las paces con mi propia dignidad personal". Pocos revulsivos hay mejores que el del orgullo herido. Cascos, que se topó con la decidida oposición de la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, en su pretensión de volver a la política por la puerta grande para ser profeta en su tierra y poner otra gaviota en el azul cielo de la nueva escena política, se quejó amargamente en una carta que envió a Mariano Rajoy después de darse de baja como afiliado, con 2011 recién estrenado. Se declaraba desamparado por la dirección de Génova ante los "menosprecios, descalificaciones e insultos" que le dirigieron algunos sectores del partido en Asturias al mostrar su disponibilidad a liderar la candidatura autonómica.

Y al portazo le siguió el golpe de efecto, a las tres semanas, cuando Cascos registró ante notario Foro Asturias Ciudadano, a sólo cuatro meses de las elecciones municipales y autonómicas, algo que no fue óbice para obtener más escaños que nadie. Pero no obtuvo la mayoría absoluta y poco a poco fue perdiendo pie entre las orillas hostiles del PP y del PSOE, que se equivocó, por cierto, con su augurio gratuito y previsible de que Cascos y sus antiguos correligionarios acabarían entendiéndose. Para nada.

La bronca ha sido moneda corriente y esa proverbial patria querida, ingobernable. Con 16 de los 45 diputados del Parlamento regional, no había tu tía y el 30 de enero, el fugaz (por ahora) presidente del Principado disolvió la Cámara, en la que el PSOE es la segunda fuerza y, según el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), apunta como fuerza más votada, un excepcional oasis en el semidesierto del poder autonómico socialista, donde el lehendakari camina solo.

El candidato del PSOE a la Presciencia del Principado, Javier Fernández, recibió unos 1.600 votos más que Cascos, pero por cosas de la Ley D'Hondt cuenta con un diputado menos. La izquierda se burla del gatillazo de Cascos, que en cinco meses montó un partido ganador que parece bajar tan rápido como subió, así ocurrió en las elecciones generales del pasado 20 de noviembre, cuando se las prometía muy felices y aspiraba a lograr siete escaños para tener voz propia en el Congreso de los Diputados y al final se tuvo que conformar con uno después de que la mitad de los que depositaron su confianza en el Foro seis meses antes le dieran la espalda. El mensaje nuclear del candidato socialista es que Asturias no puede estar en manos de "unas derechas enfrentadas y fratricidas, que anteponen sus odios al supremo interés de la comunidad".

La izquierda tiene claro que PP y FAC son lo mismo, algo que se compadece bien con el hecho de que Fernández (Mercedes) ha estado a la vera política de Cascos durante las últimas tres décadas, aunque ahora no tiene empacho en presentar a su antiguo mentor como hombre áspero y proclive al enfrentamiento, "incapaz de dialogar, pactar y sumar".

Restó, y de lo lindo, el PP en las elecciones autonómicas de 2011, recuperó terreno en las generales y el sondeo del CIS le sonríe, pero en todo caso no parece factible que ni las dos fuerzas de la derecha ni las dos de la izquierda (IU espera un subidón, hasta los cuatro o los inalcanzables siete escaños), puedan sumar los 23 diputados que confieren la mayoría absoluta en el Parlamento asturiano, lo que abre la puerta del protagonismo a UPyD, que espera engrosar la Cámara.

El Estatuto no permite que las Cortes asturianas puedan volver a disolverse antes de que pase un año, así que tocará entenderse, perdonar pero no olvidar, como diría Cascos, que en el Congreso sí que sigue apoyando al PP.

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