El Nuncio del Papa en España ha conocido el sentir rociero en la aldea almonteña acompañado por el obispo de Huelva, Santiago Gómez y el presidente de la Hermandad Matriz, Santiago Padilla. Su visita se ha extendido por los alrededores de la ermita, en el museo del santuario, en el que se le ha hecho entrega del libro con el discurso que el Papa Juan Carlos II pronunció desde el balcón. Una obra producida por la Fundación Cajasol y la Matriz que ha sido comentada por el padre Antonio María Calero de los Ríos.

La visita del Nuncio ha conmemorado a Juan Pablo II que hace ya 30 años que conoció la aldea y dejó su famosa frase "qué todo el mundo sea rociero". Previo a la presentación del libro, el Nuncio, presidió la Misa de Pentecostés dando la homilía en la que todas las Hermandades filiales estuvieron presentes y en la que recordó las palabras que Juan Pablo II dejó grabada en la mente de todos los romeros. 

Durante la celebración ha querido enfatizar que "Todos están llamados a formar parte de la iglesia que nacida asistida por María en Pentecostés es una escuela que enseña el amor de Dios a los hombres; el hombre no puede vivir sin amor, nos decía San Juan Pablo II, su vida está privada de sentido si no encuentra y experimenta el amor".

Por último, ha pedido la intersección de San Juan Pablo II para seguir manteniendo vivo el amor a María y a ella "nuestra madre celeste", le ha pedido por el pueblo andaluz y español "que siga conduciéndoos en la alegría de vuestra forma de ser, la firmeza de la fe y engendre en vosotros la esperanza cristiana que se manifieste en el gozo de la vida". "Que todo el mundo impregnado del amor de la madre de Dios sea rociero. Viva la Virgen del Rocío y, por siempre, viva la madre de Dios", ha concluido.