El Rocío

Emigrantes se llena de ilusión

  • La hermandad convoca a los rocieros a diferente actos en su capilla

  • Un camino hacia Pentecostés en el cincuentenario

El Simpecado de la concha peregrina en su altar rodeado de luces y flores en la misa de romero con la que se inició todo.

El Simpecado de la concha peregrina en su altar rodeado de luces y flores en la misa de romero con la que se inició todo. / Rafa del Barrio

Cohetes en el cielo anunciaban que era Miércoles de Emigrantes en un Rocío diferente, de calles que seguían su curso y que a diferencia de otros años no estaba convocada la ciudad a parar su actividad para despedir a los romeros camino de la aldea almonteña.

Este es El Rocío de Esperanza en un segundo año en el que no hay romería de Pentecostés pero en el que se continúa mirando hacia Almonte, donde en estos días se celebra la novena a Nuestra Señora del Rocío.Emigrantes había sacado a la puerta de su casa un arco adornado de flores de papeles como los que pone a sus carros, que llenan de luz las calles de Huelva en la jornada de la partida. Enmarcaba así a la carreta de plata en la que se podía ver al fondo el antiguo simpecado. Este es un año de recuerdos porque se cumplen cincuenta de la fundación de la hermandad.

En la capilla, el Simpecado de la concha peregrina lo llenaba todo con su presencia. Desde el mismo prendían sendos lazos de la bandera de España que aludían a su cincuentenario y recogían los ángeles de plata. Todo iluminado con los candelabros de su carreta y candelería de cera que conjugaban con ese jardín de flores que es siempre Emigrantes en la calle. Delante del Simpecado la imagen de la Virgen de la Cinta que va en su carreta.

Todo comenzaba en la mañana con el abrazo entre el presidente, José Francisco Garrido Cruzado, y el hermano mayor, Antonio Ortiz ‘Nono’.

Se daba paso a una misa de romeros en la que no había despedida sino encuentro para vivir una semana muy especial, que tendrá como eje central la misa que se celebrará el domingo, Festividad de Pentecostés, en la Plaza de El Punto ante el monumento a la Virgen del Rocío.

El de ayer fue un día muy especial en el que la hermandad se reunía entorno a su Simpecado con las lógicas medidas que marcan el protocolo sanitario de reducción de aforo por la pandemia de la Covid-19.Cantos de Emigrantes en esta misa tan especial con las voces de su coro y la música de su grupo de tamborileros.

El director espiritual de la hermandad, José Manuel Barral, presidió la celebración y dijo que comenzaba “un nuevo Rocío, aunque en este año sea diferente, aunque sea todo distinto, serán otros los caminos, serán otras las promesas, aunque sean los mismos peregrinos. Este año es diferente como lo fue el año pasado, aunque seamos la misma gente será un Rocío para vivirlo con nuestra Hermandad de Emigrantes. En esta mañana empieza todo y aunque todo sea distinto son los mismos nervios y las emociones, son el mismo deseo y las tradiciones. Es la misma fe la que nos mueve, a esta gente de Emigrantes que si pudiera en este mismo instante se irían al Rocío para verte”.

Invitó a vivir este Rocío de Esperanza, pidiendo “cada día la Esperanza de su Rocío y el Rocío de su Esperanza, y seguir haciendo camino con la imaginación de quien sueña, porque algunas veces los sueños se cumplen pero siempre los sueños se hacen realidad y nos hacen creer que estamos viviendo una verdad que pronto se hará realidad si mantenemos firme la fe. Y sueña el hermano mayor y lo sueña como si lo estuviera viendo que hubiera llegado el momento de ir a ver a la Madre de Dios y sueña que agarra fuerte al Simpecado y lo lleva entre sus brazos para ponerlo en la carreta y para decir con el alma llena lo que está siempre deseando, que nos vamos para el Rocío porque la Virgen nos espera”.

José Manuel Barral invitaba a vivir este Rocío del cincuentenario “mirando al pasado, reviviendo los recuerdos pero sobre todo mirando al futuro y pidiendo que pronto volvamos a pisar las arenas, que pronto Huelva entera se tiña de rojo y amarillo, que volvamos a entrar en su aldea, que se cumplan las promesas de todos los peregrinos detrás de una carreta de plata que está deseando estrenar sus brillos cuando nos vamos para el Rocío”.

Ahora será un Rocío que “se vivirá en hermandad, en familia llenaremos de tu Rocío nuestras manos, nuestras almas, todo lo que hemos vivido y todo lo que nos queda”.

Una jornada de encuentro que se vivió con la apertura de la capilla para que todos pudieran visitar el Simpecado, hermanos y devotos que formaron ese rosario de devociones que fueron entrelazando entre los diferentes momentos vividos en la jornada de ayer.

Las puertas de la capilla se abrían también al patio de la casa de hermandad, haciendo vecindad que de eso sabe mucho los hermanos de Emigrantes. Un momento para confraternizar en una velada rociera que movió los corazones a la oración y al cante.

Hoy también hay un intenso programa de actos con el que continuará la hermandad este peculiar camino hacia el Domingo de Pentecostés.

Desde luego que es una forma de hacer más liviano este tiempo tan difícil de la pandemia del coronavirus, en el que se tiene presente a los muchos fallecidos y tantos momentos difíciles que necesitan de este Rocío de Esperanza con el que la Hermandad Matriz convoca a todos los rocieros de sus filiales, para que unidos espiritualmente a la Blanca Paloma se pueda vivir de una manera intensa este tiempo aunque no haya romería.

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