Con frecuencia dirigentes políticos, tras cada elección, afirman haber entendido el mensaje de la sociedad.

Si quieren que suba la tasa de ahorro que proponga un trabajo como Dios manda, con salarios dignos.

Hay que humanizar el trabajo y para ello el tiempo de descanso no puede ser tiempo de consumo.

El reto no debe ser acabar con el independentismo sino acabar con la pobreza y la desigualdad.

Tres millones y medio de personas carecen de empleo, 9 de cada 10 nuevos empleos es precario.

Las grandes empresas ponen la acumulación de beneficios por encima de la salud medioambiental.

La lucha contra el cambio climático sólo tendrá sentido en un futuro de trabajo decente con pleno empleo.

La fraternidad nos lleva a buscar una nueva ética política que nos permita caminar juntos.

A los terroristas machistas hay que derrotarles sin ceder un ápice, sin negociar lo más mínimo.