Liga adelante

Un punto de lentitud (1-1)

  • El Decano fue superior a un oponente muy poco ambicioso, pero su falta de ritmo lo hizo excesivamente previsible en ataque. El empate permite cortar la sangría de tres derrotas.

Velocidad. Ni más ni menos. Es lo que echó en falta el Decano en Alicante. Es el elemento que diferencia a un equipo previsible de otro demoledor. Si el Recre del Rico Pérez hubiese gozado de una marcha de más, de la capacidad para imprimir a su juego una dosis extra de ritmo, habría vuelto a Huelva con dos puntos más y no con el premio menor del empate. La lentitud del fútbol recreativista fue la clave para la no victoria, pero el choque tuvo muchas más aristas y no todas negativas. El cuadro de Sergi Barjuan puso freno a la sangría de jornadas sin sumar. Demostró capacidad de reacción, mantuvo firmeza atrás y merodeó el área rival. Lástima que en la ocasión más determinante del choque Jonathan Valle, impecable hasta entonces, le pegase mordida a la pelota desde el punto de penalti.

Más dinamismo le habría bastado al Recre para haber liquidado el duelo ya en los primeros 45 minutos. Con un oponente contemplativo y sin ambición, sólo el inmovilismo del juego privó al Recre de dejar listo el choque. Fue mejor el equipo de Sergi Barjuan. Tuvo la pelota, controló el centro del campo y mantuvo al Hércules en su propio terreno durante la mayor parte del tiempo. Los alicantinos demasiado hicieron con presionar, no siempre con fe, y buscar la meta de Cabrero en dos o tres pases de sus hombres de arriba. Quique Hernández prefirió amontonar hombres detrás del balón y ampararse en la calidad de sus futbolistas ofensivos para que entre ellos se asociasen por su cuenta. Nada desconocido en Huelva, por otro lado, donde se vivió durante una temporada completa.

Un lanzamiento al palo de Sardinero a los 20 minutos fue todo lo que pudo ofrecer el cuadro local. No habría sido justo. El Decano fue mejor, pero lento. Lejos de buscar espacios, el balón circuló siempre de forma previsible al pie del recreativista de turno.

Dimas tuvo el timón absoluto de la pelota y por delante encontró en Jonathan Valle el enlace perfecto con el ataque. En partidos con escaso ritmo como el de Alicante es donde más lucen esos futbolistas que, como el cántabro, poseen la capacidad individual para encender con un chispazo la luz a sus compañeros. Su partido fue notable, aunque deslucido por la acción del penalti errado.

Pudo irse el Decano al descanso con ventaja en el electrónico. Ni Chuli en el minuto 33, desde fuera del área, ni Berrocal, completamente solo, acertó ya con el tiempo cumplido. El tanto albiazul no habría desmerecido lo ofrecido por los onubenses.

Al Hércules no le iba mal la situación. No estaba el conjunto de Quique Hernández para demasiadas exigencias. El punto parecía ser un botín nada despreciable para el colista de la categoría.

La ambición era onubense. Regresó el Recre de vestuarios con la misma disposición, el mismo mando e idénticas carencias. Siguió siendo mejor, pero sin el ritmo necesario para comprometer seriamente a un rival que pudo así defenderse sin excesivos agobios. Tampoco buscaba mucho más el Hércules en ese instante.

Todo pudo cambiar en el minuto 52. Penalti y expulsión de Juanra. Una opción clara para adelantarse en el marcador, en casa de un colista con serios problemas y que seguiría durante 40 minutos con uno menos. Una situación a pedir de boca. Todo de cara menos la parte correspondiente al propio Recreativo: el lanzamiento. En lo único que tenía que hacer, porque ya las circunstancias le habían puesto el choque en franca ventaja, falló el Decano por medio de Jonathan Valle.

La incertidumbre y el desconcierto que generados a continuación permitió a los alicantinos, pese a la inferioridad numérica, buscar algo más a Cabrero. Como el propio conjunto albiazul en jornadas anteriores, el Hércules se sintió más cómodo en ataque con diez. La demostración más clara de todo ello se produjo en el 68. El recién incorporado Peña ganó la línea de fondo a la espalda de Córcoles y sirvió atrás para la llegada de Portillo. El madrileño fusiló al meta recreativista.

Poco duró la alegría a la parroquia local. Sergi movió el banquillo. Buscó frescura en el último tercio del campo. Tras la expulsión y, más poco después con el gol en contra, era preciso ahogar al Hércules en las inmediaciones de su área. Obligarlo a no salir con comodidad, recular y ceder metros para tener una presencia permanente en las inmediaciones de Falcón. Entró Jesús Rubio para ello.

El técnico echó en falta al final del duelo mayor empeño por fuera en el ataque. Precisamente una de las pocas acciones de banda con peligro culminó en el empate. Un balón a la llegada de la segunda línea que el extremeño colocó en la escuadra del cancerbero local.

Vivió el Hércules los momentos de mayor agobio del choque. La entrada de Montoro dio un nuevo brío al Recre, aunque algo tarde. Si los alicantinos en los 80 minutos previos habían arriesgado poco, en los diez finales hicieron lo imposible por no dejar escapar el premio del punto. Un marcador suficiente para el Hércules, pero corto para el Decano que firmó las tablas con la sensación de haber dejado escapar dos puntos.

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