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Victoria balsámica de La Palma frente al Conil "en un partido infumable"

  • Valieron los goles de Álex Sánchez y Perea. 

Dos jugadores durante un lance del encuentro

Dos jugadores durante un lance del encuentro / M.G (Huelva)

Uno tiene que ser consciente del momento. De la importancia del momento y la meta. La Palma, con mil empates seguidos en los últimos tiempos, necesitaba la victoria como el aire que respira y se lanzó a la cita como si no hubiera un mañana. Y ese espíritu aventurero le generó el primer gol del partido, cuando los espectadores aún no se habían acomodado del todo. Un barullo en el área del Conil lo resolvió Álex Sánchez con un tiro raso que entró por medio de cientos de piernas.

Fue el comienzo perfecto, ante un conjunto sevillano que apenas encontraba aire para llenar sus pulmones. Dos ocasiones más ilustraron la primera parte de La Palma, sin consecuencias, con un paradón del portero gaditano en una de ellas a tiro de Alvarito.

Lo demás, sobró. El partido se volvió tedioso en grado extremo, entre la conformidad de La Palma y el quiero y no puedo del Conil, la cita se tornó insufrible hasta que el colegiado diseñó el camino de vestuarios.

La ausencia de Gonzalo, que ha dejado el club esta misma semana por motivos personales, es excesivamente alargada. No ya por no estar él sino por lo que provoca en la línea de flotación. Que le pregunten a Álex Pérez, que buscaba su figura sin respuesta. Así, La Palma saltó al campo tal cual despidió la primera parte, a la espera de las musas. Mientras que eso ocurría, el conjunto de Nacho Molina hacía el esfuerzo en la entrega, en no dar un balón por desperdicio. Del Conil, exactamente lo mismo. Ocupación de los espacios, equipo corto y poca magia. Así una jugada tras otra. Se supone que las situaciones clasificatorias pesan lo suyo. Es la única explicación a tanto barro sin barro en torno a la pelota.

Con el restar de los minutos al reloj, el técnico local comenzó a mover el banquillo en busca de la brújula perdida pero el equipo no reaccionaba al toque de la campana, entre otras cosas porque tenía que haber liberado a Piter al centro del campo para añadir a alguien que conoce el oficio y meter a Suárez como lateral, con becken por la derecha. Eso hubiera sido la naturalidad. Doctores tiene la iglesia. El caso es que el intragable de por sí, se convirtió en una especie de jeroglífico complicado de descifrar.

El Conil, al percatarse de la nula efectividad local se envalentonó en el último cuarto de hora. Todo al empujón, pero lo suficiente como para poner al respetable de los nervios.

Otro cambio de Nacho Molina, quitando a Piter y metiendo a Perea, llevó a Becken al lateral derecho. Y todo cambió. Hasta el punto que La Palma recuperó control y sensaciones y marcó el segundo por medio de Perea pase de Buba, con el añadido cumplido.

Fue un dos a cero engañoso, pero era necesario ganar y eso hizo La Palma, en espera de tiempos mejores en referencia al juego. Feliz Navidad.

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