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El Recre paga su falta de decisión

  • El Decano no supo sentenciar un partido de cara desde el gol de Amorebieta en propia puerta - Los albiazules acabaron muy tocados tras dejar escapar una gran oportunidad de salir de los puestos de descenso

Empate con sabor a derrota. Y quien sabe si algo más. El Recre estuvo sobre el alambre demasiado tiempo y lo acabó pagando con un empate que le vale de poco.

Todo el mundo coincidió en que el partido de ayer no era una final, pero se le parecía mucho. Por la importancia que tenía en sí los puntos. Pero también por las sensaciones que podía dejar una vez acabado el choque. Malas sensaciones por lo tanto para un Recre que, un partido más, no fue capaz de mantener su puerta a cero, lo que le costó ese empate a falta de nueve minutos.

Un gol al alimón entre Carlos Martins -por su buen saque de esquina- y Amorebieta -por su toque con la cabeza hacia el lado equivocado- dio al Recre la ventaja al descanso. Al final fue Aduriz en uno de esos balones que surcaron el área local el que 'pescó' esa igualada que bien le viene al Athletic y que tanto daño hizo al Recre.

La realidad del partido fue simple: el Recre no fue capaz de darle 'matarile' cuando pintaban oros, y acabó pagándolo con el empate en una acción postrera que ya no tenía solución posible.

Curioso, pero cuando la pelota rodó con fluidez el Recre fue infinitamente mejor. Eso ocurrió en los primeros 25 minutos, cuando el Decano, a base de tocar bien la pelota, y con la movilidad de Varela, Camuñas y de Sinama Pongolle, llegó con frecuencia a las inmediaciones del reaparecido Armando.

Fruto de ese acoso fue un doble remate de Sinama Pongolle y de Varela, en apenas un minuto. El primero lo repelió el travesaño; el segundo se fue a córner con el meta vasco batido. Fueron el preámbulo del tanto local. Carlos Martins cerró muchísimo su saque de esquina, la pelota rozó en Amorebieta lo suficiente como para que fuera al segundo palo lejos de cualquier jugador visitante. 1-0, el partido de cara.

Una renta importante por lo que había en juego. Y la verdad es que el Recre no se conformó con ese gol. Siguió jugando con rapidez la pelota, buscando las cosquillas a la defensa vasca que se las veía y deseaba para frenar estas acometidas albiazules. Lo malo fue que el Recre, cuando mejor lo hizo, no supo aumentar su ventaja.

Pero aquello no duró demasiado. Poco a poco el buen juego local se fue diluyendo. El Athletic le metió cloroformo al encuentro, que empezó a sufrir muchas interrupciones. Falta a falta el cuadro visitante cambió el guión del partido y el control pareció decantarse del equipo de Caparrós.

De ahí al final del primer tiempo -el último cuarto de hora- quien pisó el área rival fue el Athletic, a base de faltas y saques de esquina. No tuvo ocasiones claras, pero la sensación de peligro había cambiado de portería.

Menos mal que el Recre pudo llegar al intervalo sano y salvo. Sin embargo el aficionado local ya había comprendido que le esperaba mucho sufrimiento en el segundo periodo.

Y en la segunda parte pasó lo que tenía que pasar. El Recre se acomodó en el partido. No es que no peleara y renunciara por completo a otra cosa que mantener el 1-0. Simplemente aceptó un partido con mucho control, sin sobresaltos y sin dar la sensación de querer hincar el diente de forma definitiva a un rival romo. Dicho de otro modo, le faltó decisión para acabar con el duelo.

Cierto es que quien más peligro llevó fue el Recre, pero en acciones esporádicas. Marco Ruben, de volea, mandó la pelota alta con todo a su favor (60'), y Sinama Pongolle se fabricó un jugadón que concluyó con un remate cercano al palo derecho de Armando (65'). Ahí estuvo el partido.

La realidad era que el Recre estaba muy cómodo en el campo y que el Athletic, aún teniendo más la pelota, no llegaba con ningún peligro.

Pero el fútbol depara situaciones inesperadas y un solo gol es escasa renta para no sufrir. Cuando el partido encaraba su tramo final llegó lo que no deseaban los locales, un balón entre los centrales -en ese momento Zahinos, que había entrado por el lesionado Beto en el intervalo, y Quique Álvarez- lo aprovecha Aduriz para dejar al Recre con cara de tonto.

Reacción local, más con el corazón que con la cabeza -Ersen al campo-, y el quiero y no puedo de un equipo que había dilapidado una hora para haber asestado el golpe definitivo al partido y quien sabe si algo más. El milagro no fue posible, como puede que muchas de las opciones de permanencia de un Recre que le faltó decisión.

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