Es la Copa del Rey un torneo especial para el Decano. Significa siempre una mirada a su pasado más glorioso, a esa noche de Elche en la que los albiazules tocaron el cielo con las manos en el Martínez Valero. Grandes siempre han sido, pero aquel día vivieron lo que los clubes de otra dimensión tienen casi por costumbre.

Sin embargo, el día a día de esta competición denostada por sus propios organizadores suele ser mucho más duro que los recuerdos. El Nuevo Colombino presentó un pobre aspecto para el primero compromiso de los albiazules esta campaña en la cita copera. Hay tantas cosas por hacer para dotar de otro aire a la competición como pocas ganas de revivir un Recreativo-Mallorca en la gran final, por ejemplo.

Los clubes modestos ven en la Copa una posible fuente de ingresos a medio plazo, aunque para ello y en previsión aplican el pase por caja desde el primer momento. Así el poco ambiente sólo pueden evitarlo una pequeña cantidad de rivales que hasta bien avanzada la Copa no aparecen por los campos modestos. Aunque claro está, cuando ni los equipos ni sus aficionados son la prioridad de los organizadores de las competiciones...