Recreativo

Engullidos por la tormenta

  • Colunga y Rosário prometían un duelo intenso en un partido más igualado y acabaron superados por las circunstancias, cediendo el protagonismo a otros

Agua, viento, rayos y truenos bajo el solano del Nuevo Colombino. Como un temporal del verano que se acaba de ir. De esos que en los recintos futboleros provocan los equipos con poco que ofrecer, como es el Málaga.

La tormenta vino ayer del que no fue nada en el último Colombino para dejar al Recreativo a la deriva con la tripulación vendida a su suerte. El castigo, de los que duelen y marcan una temporada cuando tienen precedentes. Y de los que minimizan cualquier intento ante la adversidad. Los pocos que hizo ayer el Recreativo en su tercer partido en casa pasaron a un discretísimo segundo plano, como los tristes chapoteos al agua en el área malacitana ayer.

Los titubeos en los primeros partidos eran señales de alarma. La apuesta por resurgir -pese a la contrariedad imperante en el once- hablaba de una delantera que debía tirar del carro. De ahí el caracter ofensivo que daban Adrián Colunga, Marcos Ruben y Javi Guerrero.

El primero de ellos está llamado a ser uno de los hombres importantes de la plantilla. Empezó prometiendo mucho con su primer gol, el del único triunfo al Betis, y sus buenas maneras en partidos restantes. Pero ha acabado siendo víctima de la crisis de estos primeros partidos del Decano.

Las esperanzas puestas en el asturiano son muchas. De la directiva, que hizo un esfuerzo para su contratación, y de la afición, necesitada siempre de símbolos en el plantel y señales para la ilusión.

La atención se centraba en él, entre otros, y su particular duelo con el portugués Hélder Rosário en el área del Málaga, del que se esperaba una gran intensidad. Eliseu, también luso, en el primer minuto de partido, se encargó de echar por tierra cualquier previsión especial.

Ese fue el principio de la tormenta que engulló al resto. El encuentro ya no fue como debía ser. Y eso que Colunga intentaba superar a Rosário en su peculiar combate, buscando desmarques como parece que sólo él sabe hacer, y tratando de enganchar el balón a puerta como nunca consiguió con acierto (7' y 14').

Pero la tempestad fue ayer en aumento, primero con la segunda punzada visitante (Baha, 40'), y más tarde, tras los pitos del descanso, con las incursiones de Eliseu, que agrandó la herida (Duda, 48' y Eliseu, 62').

Y el trabajo de Colunga fue improductivo, primero, y desaparecido después. La voluntad de los jugadores albiazules hizo aguas con el paso del partido y de nada servían sus cualidades para hacer frente a la situación.

El ex delantero de Las Palmas es ambicioso ante la portería contraria; se mueve, reclama y busca el balón, aún desquiciando a un central profesional como Rosário, que sacrificó ayer sus habituales aportaciones en ataque por no perder terreno ante Colunga, y mantenerlo a raya, primero, y parar luego a Javi Guerrero.

En la segunda parte, desaprovechado en las bandas, el asturiano se perdió más. Una consecuencia más de la tempestad.

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