Buena parte de las miradas estaban puestas en él. 36 jornadas ha tenido que esperar para demostrar si vale o no vale para formar parte de la plantilla del Recreativo. Cumplió. Pablo Gallardo jugó sus primeros minutos como recreativista frente al Levante. El técnico le reconoció el esfuerzo al término del encuentro.

La realidades que difícilmente se hubiese dicho a tenor de su rendimiento que no jugaba en competición oficial desde el choque contra el Sporting de Gijón de la Copa del Rey. Demasiado tiempo. Se mostró tranquilo, seguro en sus acciones y participativo cuando lo requirió el partido. En las seis jornadas que quedan por delante tal vez no vuelva a jugar, pero al menos despejó la duda de si deportivamente está capacitado para hacerlo.

Presión ambiental desde luego no tuvo demasiada. El Nuevo Colombino sufrió un capítulo más de la sangría de espectadores que está sufriendo cada semana. El espectáculo ofrecido por el Decano a lo largo de la temporada, unido al escaso interés por un partido en el que poco o nada tenían que jugarse los albiazules hizo que menos de 6.000 aficionados acudieran a presenciar el choque.

Es uno de los detalles que más tendrá que cuidar el club de cara al futuro ya que el choque frente al Levante es un preludio de lo que pueda esperar en las semanas que quedan por delante hasta que finalice la temporada. En época de especulaciones y rumores, garantizar la fidelidad de la grada será el mejor refuerzo posible de cara al próximo ejercicio.