CULTURA

'Tesis sobre la domesticación': Una 'tesis' sobre el caos de la familia

  • La escritora argentina Camila Sosa publica 'Tesis sobre una domesticación' (Tusquets) en la que pone en el disparadero a la familia tradicional entendida como institución hegemónica

La escritora y actriz argentina Camila Sosa (Córdoba, Argentina, 1982).

La escritora y actriz argentina Camila Sosa (Córdoba, Argentina, 1982). / M. G.

La escritora argentina Camila Sosa describió en 2019 -de una forma bella pero igualmente dolorosa- la realidad del colectivo de las travestis que tienen que prostituirse en el Parque Sarmiento de Córdoba para ganarse la vida. Las malas (Tusquets) es una historia directa -sin embellecedores para camuflar la mísera realidad- que causó una enorme sensación cuando salió al mercado convirtiéndose en un boom literario. La autora regresa ahora igual de descarnada e igual de cruda y sincera para apuntar con su dedo acusador a la familia -entendida como una institución hegemónica- y para desafiar las normas tradicionales en Tesis sobre la domesticación.

"La actriz soy yo mirándome al espejo y amándome, con mi miedo a formar una familia, a enamorarme, con mi miedo a ser domesticada y como una advertencia a estar bañada en sangre por no hacerle frente a quien te está esclavizando. Pero no es una novela autobiográfica", deja claro la autora en una rueda de prensa desde su casa en Córdoba, mientras fuma un cigarrillo de liar. A quién hace referencia -la actriz- es la protagonista del libro. Ninguno de los personajes tiene nombre propio en una obra que cuenta la historia de una actriz transgénero que, junto a su esposo, un abogado homosexual, decide adoptar a un niño de seis años seropositivo.

Evidentemente, el punto de partida es el de una familia poco convencional. Pero a través de la protagonista -un personaje absolutamente complejo- la autora va deshilachando las costuras de lo aparentemente modélico. La actriz ha conseguido alcanzar la cumbre de su carrera profesional y está sumergida en una adaptación teatral de La voz humana. Como la obra de Jean Cocteau, que trata el amor como una enfermedad incapacitante, la protagonista de Sosa siente que esa familia que ha deseado tener cueste lo que cueste es la misma que la anula

Portada del libro. Portada del libro.

Portada del libro. / D. S.

"Habita un mundo donde está domesticada", manifiesta la escritora y matiza además que esta domesticación "es que te asfixien, que te encadenen y que te enjaulen. Yo fui domesticada en la pobreza y estoy acorralada por la riqueza, que es peor aún". Además, en esta misma línea, la escritora no duda en apuntar que "en Latinoamericana, la familia es una institución peligrosa. El 70% de las violaciones a los menores ocurren dentro de la familia. Es también donde más mujeres son asesinadas por sus parejas". 

"El momento de gracia de una persona ocurre cuando descubre los eslabones de una cadena que la ata a una esclavitud" y pone como ejemplo el filme Blade Runner -cuando los replicantes inician una revolución al darse cuenta de que están siendo explotados- o la serie  Westworld -cuando los anfitriones toman conciencia del maltrato que reciben por parte de los visitantes y deciden destruir el mismo mundo que los creó-. El universo de la protagonista de la novela gira alrededor de un matrimonio con un hombre de éxito -aunque homosexual- con el que ha adoptado los privilegios de una familia burguesa.

"Me gusta provocar"

Una estructura que, según la autora, pone la soga en el cuello de las mujeres y, por supuesto, de las travestis. "No estoy casada, no sé si el matrimonio es un infierno. Si tuviera que hablar por mis padres, diría que sí. Si tuviera que hablar por una experiencia cercana, mis amigas, diría que sí", valora la escritora demostrando el poco miedo que tiene a cuestionar todo establecido como normal. "Me gusta provocar", comenta entre risas y sostiene que "como decía Pasolini el escándalo es un derecho. Soy mucho más provocadora en la vida que en la literatura".

Una provocación que hace latente en los episodios sexuales -de enorme salvajismo y erotismo- a lo largo de su tesis. Con un estilo que bebe directamente de la novelista francesa Marguerite Duras. "Sigue siendo la maestra definitiva de la literatura", porque "tiene un par de escenas sexuales en El hombre sentado en el pasillo y en El amante que son muy interesantes".

Sobre la palabra travesti también hace especial hincapié y rechaza el de trans por tener connotaciones diferentes en Latinoamérica. Y es que para la escritora, el término travesti se remonta a periodos anteriores al colonialismo español. Cuando su tierra todavía estaba habitada por los incas, los mayas o los mapuches.

"Nosotras siempre fuimos travestis, no sé si nos lo decían negativamente o no. Todas éramos catalogadas bajo esa simple palabra que en Latinoamérica implica imágenes como la noche, la pobreza, la ropa, los cuerpos, los clientes, el semen, los crímenes, el rechazo. Es mucho más literario que mujeres trans, que solo se parece a una identidad". 

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