La gran noche del pop | En Netflix

We are the World, We are the children

Foto de conjunto de la noche de la grabación de 'We are the world'.

Foto de conjunto de la noche de la grabación de 'We are the world'.

Más allá de la caducidad de su discurso solidario, benéfico y paternalista para con los hambrientos de África en forma de himno pop, el tema We are the World forma ya parte del imaginario musical de una generación y del repertorio más trillado de las catequesis de medio mundo. Compuesta al alimón por Lionel Richie y Michael Jackson, la pegadiza cancioncita nació y sirvió para recaudar millones de dólares para la campaña USA for Africa y prolongó ese espíritu altruista que llevó a los principales artistas del rock y el pop de los ochenta a participar en proyectos similares o en conciertos multitudinarios.

El documental de Netflix La gran noche del pop reconstruye todo aquel hito de la mano del relato de su alma mater, Lionel Richie, y el de algunos de los que participaron como promotores (Ken Kragen), productores (Quincy Jones) o intérpretes en una memorable sesión de grabación en Los Ángeles el 25 de enero de 1985 que juntó hasta el amanecer en los estudios del sello A&M a la crema y nata del pop-rock de aquellos días: blancos (Springsteen, Lewis, Loggins, Joel, Simon) y negros (Wonder, Belafonte, Jarreau), veteranos (Nelson, Charles) y jóvenes (Lauper), hombres y mujeres (Turner, Warwick, Ross, Carnes, Midler), incluso a un Bob Dylan más perdido que el barco del arroz que, en cualquier caso, dejó para la posteridad su inconfundible voz en una estrofa de la canción.

Muy rico en anécdotas, recuento de ausencias (Prince, Madonna) y batallas de egos en la noche de autos, algo más opaco en los trasiegos que conformaron aquel heterogéneo grupo, este documental saca petróleo del archivo documental registrado aquel día y se asoma al backstage caótico y alcohólico (uno intuye que el vino o el café no fueron lo único que mantuvo despierto al personal) que hizo posible, ensayo a ensayo, parada tras parada e improvisación tras improvisación, una canción que aún seguimos cantando casi de memoria tengamos o no a los famélicos niños etíopes en mente.