Huelva

Pregón con aromas almadraberos en las Jornadas Arráez Sotarráez de Isla Cristina

  • La periodista isleña Begoña Flores basa su intervención en las vivencias de su niñez

La pregonera, la periodista isleña Begoña Flores.

La pregonera, la periodista isleña Begoña Flores. / Jordi Landero (Huelva)

Con el antiguo canasto que su padre llevaba consigo siempre a faenar, y con una pintura retrato de éste durante una ‘levantá’ en la almadraba de Zahara de los Atunes (Cádiz), la periodista isleña Begoña Flores ofreció en el edificio del CIT Garum de Isla Cristina el IV Pregón del Atún en el marco de la edición de este año de las Jornadas Arráez Sotarráez, XVIII Encuentro de Capitanes de Almadraba.

Se trata de un evento que convierte a esta localidad costera un año más en la capital mundial del atún y que arrancó el pasado domingo con el ronqueo en público de un ejemplar de atún de aleta amarilla en la plaza isleña de La Almadraba, para prolongarse hasta mañana domingo, 15 de septiembre.

Begoña Flores es hija de Ramón Flores, conocido capitán de Almadraba en los reales de Zahara de los Atunes y La Atunara (La Línea de la Concepción) hasta su jubilación en el año 2003, ofreció por tanto un emotivo pregón cargado de sus más íntimas vivencias personales, ligadas desde su más tierna niñez al mundo almadrabero.

La periodista isleña, que fue presentada por el pregonero del año pasado, Rafael Salgado, conoce por tanto muy de cerca las almadrabas dadas sus intensas vivencias en los reales almadraberos de dichas localidades gaditanas durante sus primeras décadas de vida, lo que le brindó desde pequeña la oportunidad de asistir  a numerosas ‘levantás’ de atunes, y de vivir muy de cerca la manipulación de este túnido en la fábrica del Consorcio Almadrabero, propietario de dichas instalaciones pesqueras, situada bajo su casa de Barbate, a la que se trasladaba toda su familia desde su Isla Cristina natal durante las temporadas de pesca.

Del canasto que la acompañó junto al atril desde el que ofreció el pregón Flores recordó que en él su padre, Ramón Flores, fallecido hace ya varios años, metía el costo que se llevaba al trabajo, abriéndolo al empezar el acto para rememorar los “olores y sabores” que en dicho recipiente había llevado a su casa “durante tantos años,… durante toda su vida”.

La pregonera, que durante su intervención hizo brotar alguna que otra lágrima entre el numeroso público asistente al acto, explicó que “no soy cocinera, ni restauradora, y al contrario de lo que pudiera ser un pregón gastronómico, éste lo voy a basar en mi historia, mi vida personal, y mi niñez ligada al mundo almadrabero”. “Soy almadrabera de cuna –añadió–, y por eso me van a permitir que empiece diciendo que no hay buen atún que se precie sin almadraba; ni almadraba sin familia almadrabera”.

Y a partir de ahí ese fue el hilo conductor del recorrido que Flores, con sus actuales cincuenta años, hizo desde su más lejana infancia, de su propia familia, de sus traslados desde Isla Cristina hasta Barbate y de la convivencia familiar entre todos los vecinos almadraberos. “Las casas, siempre, con las  puertas abiertas, todo el día, con una red a modo de cortina para evitar la entrada de las moscas que revoloteaban alrededor de los bonitos, los peces ‘volaores’ y las agujas que se ponían en un tendedero a orearse”, fue en este sentido uno de sus primeros recuerdos.

Begoña Flores también habló del cambio de destino de los atunes que supuso la llegada de los primeros atuneros japoneses a las costas de Cádiz a finales de los años 70, “lo que provocó paulatinamente el cierre de la legendaria fábrica de conservas El Rey de Oros (Barbate), y la escasez de atún en los mercados de dicha localidad costera gaditana, privando en los primeros años de la compra de atún a los pescaderos locales del mercado de abastos”.

En este sentido resaltó la importancia de la cocina japonesa en los últimos años en torno al atún rojo de almadraba: “son buenas las alternativas que ofrece, así como también es bueno conocer otras culturas”, dijo, para inmediatamente después reivindicar “los platos tradicionales de nuestra costa como el pellejito de atún, la oreja en salsa o, simplemente, el guiso de espineta de atún con patatas y el aliño de atún salado, muy isleño, muy nuestro”.

Para concluir Begoña Flores cerró emocionada el vetusto canasto de su padre, al que se refirió como un baúl lleno de recuerdos de su vida en la almadraba, y del que terminó diciendo que se lo llevaba de nuevo a casa “lleno de agradecimiento a todos los que habéis acudido a escuchar y compartir una buena parte de mi vida con este pregón”.

Tras el pregón José Antonio López, presidente de la entidad organizadora de las jornadas, la Muy Noble Sociedad de Amigos del Atún Thunnus-Thynnus y Amantes del Vino, dedicó unas palabras a título póstumo a tres personas muy ligadas tanto a las jornadas del atún, como al mundo de las almadrabas, las cuales “nos han abandonado recientemente”: el historiador onubense José Luis Gozálvez; el experto en almadrabas italiano Sebastiano Tusa; y el capitán de almadraba marroquí Ali Bouanani.

Posteriormente los asistentes pudieron visionar el cortometraje Atún y almadraba en la pintura tradicional japonesa. Siglos XVI-XIX, dirigido por el propio José Luis Gozálvez.

Para concluir el acto fue inaugurada una exposición de maquetas en miniatura del artista portugués Vitorino Nascimiento, de todas las almadrabas que actualmente se siguen calando en el Mediterráneo, concretamente en las costas de Marruecos, España, Portugal e Italia.

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