Todo fue por una cafetera. Cuándo era el momento de ir a por ella para tener el café recién hecho, que era la única manera de encajar aquel bebestible que rezumaba el aparato. Había que ponerle una cámara delante ¿por qué no? enlazada con los ordenadores de la oficina. Que avise alguien que está listo "el coffee".

Es uno de los nacimientos más absurdos de grandes inventos reciente. El invento de la webcam nació de casualidad y por una necesidad mundana, bien prosaica. Sin imaginar nadie todo lo que podía venir con tanto empuje con internet. A lo largo del mundo hay miles de millones de objetivos apuntando calles, cielos, platós caseros almacenes para seguir por streaming qué es lo que pasa en otra parte. Y se generan negocios variopintos a partir de ahí. En el mundo web hay millones de webs que ofrecen cámaras simultáneas dispuestas por lugares imposibles.

El invento de la webcam que enfocaba la cafetera se debe al ingeniero británico Quentin Stafford-Fraser, investigador de la Universidad de Cambridge que en 1991 tuvo la visión de poner una cámara vigilando un rincón de otra estancia, para contemplar el mundo real en buena definición de vídeo, en un escalón superior a la simple cámara de videovigilancia de bancos y tiendas. 

Así que en la histórica universidad de Cambridge se compró que nada mejor que enfocar la cafetera para saber quién demonios la estaba manipulando para hacer café recién hecho. ¿Y si eso mismo lo llevamos a cualquier parte del mundo? Había nacido la webcam sin saber hasta dónde llegaría el invento y lo que deparará su evolución. Desde entonces en poco más de 30 años el mundo ha cambiado casi por completo rodeando todo al mundo web que ha terminado de entrelazarlo todo. Inlcusive las cafeteras o los robots que barren.