Se hablaba por la mañana en los bares, en las peluquerías, en todo el barrio. Había incertidumbre sobre qué pasaría con la salida de la Hermandad de la Victoria porque para Isla Chica, como para otras zonas de la ciudad, el Miércoles Santo es el día grande. A fuerza de ser sinceros, hay que decir que desde el martes las cosas ya se veían muy mal aunque la ilusión pone una venda que cuesta que se caiga.

Las caras eran largas por la mañana aunque la devoción por la Victoria está blindada a todo este tipo de contingencias. El hermano mayor anunció que a las 13:30, la junta de gobierno se reuniría en la casa de hermandad para tomar una decisión. Esa reunión acabó con la propuesta de decir la última palabra a las 16:00 es decir, media hora antes de la salida estipulada y ya en la sacristía del templo.

Tristeza en los hermanos de la cofradía.

Con gran entereza, Luis Manuel Parrales se dirigió pasadas las 16:00, hasta el presbiterio del Sagrado Corazón para anunciar la suspensión de la estación de penitencia. El anuncio fue seguido por una cerrada ovación de personas que en la mayor parte de los casos, tenían los ojos con lágrimas. Pese a ello la decisión se entendió como la más correcta de las posibles y fue ratificada al poco tiempo, con una nueva ovación. Lo cierto es que en ese mismo momento llovía sobre El Polvorín y las previsiones que barajaba la cofradía, señalaban tan solo una tregua de dos horas antes de la entrada en el cielo de la capital, de un nuevo frente. De este modo, ni siquiera se les pasó por la cabeza pedir una moratoria para ver qué evolución podría haber pues “no teníamos garantías de buen tiempo”.

A pesar de la suspensión de la procesión, la Victoria ha mostrado un año más lo que significa para esta ciudad. La calle Presbítero Pablo Rodríguez vivió un constante trasiego de personas que querían contemplar sus dos pasos.

El hermano mayor comunicó, tras anunciar la suspensión de la estación de penitencia, que la iglesia estaría abierta durante toda la tarde aunque no se celebraría ningún tipo de acto si bien tanto el misterio como el palio tendrían encendida su candelería.

Los nazarenos y costaleros estaban desolados pero serenos porque se comprendía que la decisión de la junta de gobierno era la más acertada. Un costalero de la Humildad así lo decía aunque para él tampoco había sido una gran sorpresa “porque era algo que desde hace una semana ya se veía venir”.Mucha tristeza también en aquellos nazarenos, buena parte de ellos jóvenes, que se desplazan hasta Huelva estos días ya que están estudiando o trabajando fuera y vienen a encontrarse de nuevo con sus raíces y con la alegría de acompañar a la Victoria o a la Humildad.

Sí hubo tiempo, por la mañana, de rendir homenaje a los costaleros que se han retirado de la cuadrilla del palio. Precisamente este año se cumplía el 40º aniversario de la salida del palio con costaleros hermanos, bajo las órdenes de Miguel Rodríguez Peguero.