el silencio

Tres horas de Huelva y su Soledad

  • La cofradía del Viernes Santo regresa antes a su templo debido a la previsión del tiempo

Nuestra Señora en su Soledad camina por la calle Alcalde Mora Claros.

Nuestra Señora en su Soledad camina por la calle Alcalde Mora Claros. / reportaje gráfico: josué correa

Que la Soledad no va sola. Que Nuestra Señora va acompañada de la pureza cofrade de Huelva. Que los onubenses la esperan deseosos de mover cielo y tierra con Ella y responder a su silencio de nostalgia y melancolía. Que la Soledad no va sola porque ahí están sus devotos de negro luto y mirada perdida, como la de Ella. Que la Soledad no va sola porque tiene decenas de pies y manos que son su caminar por la tarde noche del Viernes Santo. Que Huelva está de luto en el silencio de una esquina y en la lágrima del nazareno.

Que la Soledad no va sola porque la tarde del viernes se volvió a postrar ante su mirada esa Huelva cofrade que no se despega de la cera del suelo. Esa Huelva que pellizca hasta el último suspiro de una cofradía en la calle. Que a la Soledad también le acompañó la primavera con calas berenjenas, rosas inglesas rojas, anémonas rojas, entre otras flores. Y así, salió la Hermandad de la Soledad, bajo las órdenes de Francisco José Cumbreras, y que este año estrenaba el dorado de la canastilla trasera del paso. Bajo la sobriedad y el recogimiento que acompañó un numeroso público a las puertas de la Concepción. Continuó su camino la cofradía entre la hilera de fieles y devotos que abrían paso hasta la llegada de la Carrera Oficial. Antes de comenzar por los palcos algunas gotas de agua ya habían hecho acto de presencia y así la hermandad tomó la decisión de no seguir con su estación de penitencia y desde la Placeta continuaron hasta arriba y volvieron a entrar en su templo donde lo hizo aproximadamente a las 22:50 y con algún que otro paraguas entre el público.

Fueron apenas tres horas de procesión pero que sirvieron para mucho. Valieron para comprobar que Huelva está ahí siempre para acompañar a Nuestra Señora en su Soledad.

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