Manuel Jesús Rodríguez, pregonero de la Semana Santa de 2019

“Ser cofrade es para mí la manera más bonita e intensa de ser cristiano”

  • Abogado y hermano de la Hermandad de la Borriquita afronta este domingo uno de sus grandes retos personales: pronunciar el pregón oficial de la Semana Santa de Huelva en el Gran Teatro

El pregonero, en el interior de la Concepción.

El pregonero, en el interior de la Concepción. / Correa (Huelva)

A escasos días de su cita en el Gran Teatro, Manuel Jesús Rodríguez se encuentra a punto de vivir una de las experiencias más intensas de su vida.

–Llevaba ya un tiempo en la terna de candidatos, ¿no?

–Era consciente de que llevaba varios años en la terna. Con esto no quiero ser presuntuoso, que es lo más alejado de mi forma de ser, pero ya desde tiempos de otros presidentes de la entonces Unión de Cofradías, estaba mi nombre por lo que estoy agradecidísimo.

–¿Por qué dijo sí este año?

–A causa de mi formación y profesión siempre he estado muy ocupado. He primado el desarrollo y el fortalecimiento de mi medio de vida porque es una profesión muy exigente que te obliga a estar día a día en el seguimiento de los pleitos. Sin embargo, fue la ilusión que me mostraron mis padres de verme dar el pregón la razón por la que no me podía negar. Mi madre me dio el impulso definitivo porque un día me llegó a decir que no quería morirse sin haberme visto dar el pregón en el Gran Teatro.

–¿Cómo se ha planteado el pregón?

–El pregón es un género literario muy concreto. Tiene que tener una parte lírica, una parte de mensaje, lo que quieras decir a los cofrades de tu ciudad y tiene una estructura muy determinada. Salirse de esa estructura o ese contenido te hará dar un sermón, o una charla, pero no es el pregón. En un pregón, a la gente se le tiene que anunciar la Semana Santa. Tienen que sentir un pellizco y eso llega de manera literaria. Además soy aficionado a la literatura , un lector empedernido y apasionado de la poesía, por lo que he tratado que dentro de lo que es el esquema del pregón, darle el mayor valor literario y es lo que más trabajo me ha costado. Lo que quiero es que sea un pregón con personalidad, que sea el pregón de Manuel Jesús Rodríguez.

–¿Cuándo empezó a escribirlo?

–Lo empecé en la mañana del 7 de enero. No pude antes por motivos ocupacionales. Cuando me puse delante del folio en blanco, supongo que como a todos los pregoneros, me entró el pánico de decir Dios mío dónde me he metido pero siempre uno sube al Conquero para pedir amparo a la Virgen de la Cinta y así empezó todo. El papel en blanco empezó el día 7 en e santuario de la Cinta y lo terminé en la noche del 19 de marzo. Curiosamente lo primero que hice por la mañana, fue ir al Nazareno a agradecer que por lo menos lo hubiera terminado.

–¿Qué le ha aportado a su vida ser cofrade?

–Por encima de cofrade me siento cristiano y creo que el ser cofrade es la manera más bonita e intensa de ser cristiano. También le digo que tampoco he tenido mucha elección porque cuando abrí los ojos a la vida y a ser un niño, me encontré que mi casa era la parroquia, la hermandad, mi padre hermano mayor, mi primo prioste, toda mi familia metida. Yo hasta he dormido con velas rizadas encima de la cama, colgadas. Me siento cofrade de una época distinta. Eran los años 80 cuando había otras condiciones económicas, otras circunstancias en los medios de comunicación, otras tecnologías... pero era una época más auténtica. No digo que ésta no lo sea pero es lo que he aprendido. Creo que las cofradías te dan una enseñanza para la vida, pues te dicen hasta dónde tienes que servir; vives de manera desinteresada lo que es el servicio a los demás. En las cofradías no se gana dinero y aprendes el desprendimiento, a trabajar en equipo , a valorar el esfuerzo porque para comprar cualquier cosa, en una cofradía se requiere un esfuerzo. Nadie te regala nada y aprendes de todo eso como también de las malas situaciones. A mí personalmente me ha preparado para ser más proactivo en lo importante y más displicente con lo menos importante.

–Se habla mucho de los conflictos dentro de las hermandades pero cuando llegan los días de Semana Santa se da un espectáculo, en el mejor sentido de la palabra, perfecto. ¿No cree que hay un excesivo propósito de autofustigamiento?

–Creo que las hermandades son el movimiento más importante de la ciudad de Huelva, a nivel numérico y en dos sentidos. Si calculamos el número de hermandades de gloria, penitencia, sacramentales que hay en Huelva y el número de hermanos que tiene cada una, estoy seguro de que es el mayor colectivo de la ciudad. Pero hay otra realidad que supera ese dato: todas nuestras manifestaciones religiosas son la ocasión en las que toda Huelva sale a la calle, pero voy más allá: Las hermandades no se agotan en Semana Santa. A mí me gusta pensar en lo que ocurre durante todo el año movido por las hermandades a nivel asistencial, cultural cuando llega Navidad, las fiestas de los barrios, Colombinas... es decir, las hermandades son el alma de la ciudad. Desde Huelva sería otra ciudad sin las hermandades. Evidentemente yo no digo que fuera ni mejor ni peor, pero que no entendería la personalidad y la historia de Huelvasin la actividad de las hermandades.

–¿No cree que es un colectivo muy atomizado?

–Es un colectivo que no tiene una voz única, que esta formado por un conjunto de hermandades, cada una de ellas autónoma. En cada hermandad hay además distintos colectivos como capataces, grupos de jóvenes, bandas. Estamos por lo tanto, ante un ente muy plural. Si todos nos conectáramos y tuviéramos una voz única seríamos un fenómeno que podría ser hasta preocupante para algunos por la fuerza que tendría. Pero hay que reconocer que están formadas por humanos y humanos pecadores, con egos, con virtudes y defectos y a veces es cierto nos encasquillamos en determinadas cuestiones que son legítimas, pero a veces alimentamos lo que en algunas ocasiones son solo cuestiones secundarias en la mayoría de las veces.

–¿Alguna solución prevista?

–Siempre digo que la sociedad más pequeña que existe es el matrimonio y a veces surgen chispas, pues imagínese un colectivo de 50.000 personas. Es muy difícil de articular. Lo fundamental sería que todos tomáramos conciencia de lo que es realmente importante que es dar el mejor culto público a Dios en las calles y en las iglesias y que pusiéramos encima de la mesa que con un espíritu cristiano sería todo mucho más sencillo. Si aplicáramos el Evangelio a las relaciones entre humanos, la generosidad, la falta de egoísmo... pues todo eso sería mejor que atrincherarnos en cosas que cuando las ves con perspectiva, ves que no son tan importantes.

–¿Piensa que Huelva es consciente de la labor social que hacen las hermandades?

–Eso va unido al propio carácter cristiano. Si algún día se mediera y se cuantificara el verdadero alcance de la obra social conjunta que hacen las hermandades, a lo mejor alguno tendría que darse un punto en la boca. Las hermandades llegan cuando nadie llega y eso lo saben los que están haciendo una labor encomiable en las parroquias , lo sabe Cáritas y lo sabe la ciudad. Cundo no llega nadie más y cuando ya no llegan los servicios públicos ahí están las hermandades, las parroquias y Cáritas. Lo que pasa es que igual que te hace el Evangelio socorrer situaciones desesperadas también te señala el mismo cumplimiento evangélico de que no lo hagamos con publicidad y creo que es lo mejor. De todos modos hay una cosa inevitable: los que viven en Huelva saben lo que hacen las hermandades. Y otra cosa más: la caridad no es solo prestar una ayuda económica. También hay que hablar de la gran labor de acogida de gente. Las hermandades son al mismo tiempo un gran centro de recepción donde hay personas que desarrollan su vida, donde encuentran cariño, amistades, donde se les atiende y se diluyen muchos problemas de la vida ordinaria.

–Y además sin propósito de ideologizar a nadie.

–Lo más significativo es que las áreas de necesidad,de atención social se dirigen a un colectivo muy portante donde por ejemplo, hay musulmanes también pero a nadie se le pide el carnet. En las cofradías conviven personas de todas las ideologías políticas, de todos los valores, están dentro todos los carismas de la Iglesia desde los más conservadores hasta los más abiertos. Todos conviven porque es una forma de vida y no de ideologizar; es una forma de vivir una expresión de fe heredada que tenemos desde hace siglos, que nos toca las fibras más sensibles.

–¿Qué piensa de aquellos que solo quieren ver una manifestación cultural en la Semana Santa?

–Las hermandades siempre han sido la puerta abierta a recibir a mucha gente al seno de la Iglesia, Lo fue en los años 70 con los hermanos costaleros, luego con las bandas de música y sigue incorporándose gente. La Semana Santa a lo largo de toda su historia, se ha ido adaptando a la realidad de cada momento. Ahora vivimos unos tiempos un poco especiales en los que el paradigma de cofradía ha de adaptarse a la nueva realidad. Las hermandades aún no saben del alcance de las redes sociales pero no sabemos su poder de evangelización. También han cambiado los medios de comunicación. El objetivo es que toda esa gente que venga, se le pueda orientar a la esencia de las cofradías que no es otra cosa que el ser cofrade es una forma de ser cristiano porque corremos el riesgo de que al vaciar de contenido espiritual las hermandades, nos convirtamos en un mero museo itinerante.

–¿Hay miedo de que eso ocurra?

–Los cofrades somos muy dados al titular grandilocuente. La Semana Santa no está en peligro . De todas las crisis ha salido fortalecida. Este es un momento de cambio y hay que asumir la realidad. Sí es cierto que hay una idea sociológica de interpretar la realidad cofrade de verla como una manifestación folclórica y eso es una apropiación de una línea política y filosófica. Está claro que no se van a hacer hermandades laicas, pero sí es cierto que tenemos que se conscientes de que hay una señal de alerta y esa señal es que hay cofrades que dejándose llevar por esa línea, su fuerza puede irse atenuando.

–¿Cómo se imagina la Semana Santa de Huelva en 2050?

–Me imagino que será la misma que tenemos. Vienen nuevos movimientos de fundación de nuevas cofradías por lo tanto esto está vivo. Las hermandades están viviendo un momento de esplendor material extraordinario. Me imagino las cofradías con pasos más ricos, con más personas y quiero pensar que, y es mi deseo, que sea un poco más auténtica. Que los que la formamos tengamos mayor experiencia religiosa y mayor sentido de la trascendencia.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios