Lunes Santo

Los barrios se hacen cofradías

  • Lunes Santo de barrios que se echan pronto a la calle para vivir de cerca la pasión por sus cofradías

La mañana del Lunes Santo tuvo sonido de llamar en el barrio del mercado con la levantá del Calvario. Eran los primeros momentos cofrades de la jornada en un día en el que como lunes que es y más en Semana Santa la afluencia al mercado es tan leve que parece como si ya se fuera esperando la tarde con un sosiego especial para recibir en la noche el sonido del silencio en el racheo del Señor del calvario. Una primera levantá que realizaron Juan Andrés Quiles y Antonio Ponce Sánchez, mientras se escucharon las saetas de Manolo Batista. Antes había sido la misa de hermandad presidida por la imagen de San Francisco y los titulares ya en sus pasos y se había recibido la cruz de la Rábida. Una misa concelebrada por el padre Esteban y José Manuel Barral.

La tarde era de barrio, de gente en los poyetes esperando la llegada del Señor Cautivo que era recibido en la Hispanidad por esa multitud que se echa a la calle. Esperando al Señor que venía con túnica burdeos sobre el monte de lirios que en la leve racha de aire se iban moviendo al compás de la mecida de la túnica mientras los costaleros andaban escuchando a la Banda de Cornetas y Tambores Virgen de la Salud, que hace aquí una de sus mejores salidas, donde se puede escuchar buena música cofrade detrás de un paso.

Este año la Hermandad del Señor Cautivo había invitado a realizar la primera levantá en el paso del Señor, momentos antes de la salida a José Rivero, mientras que en el palio de la Misericordia lo hizo José Luis García Palacios , presidente de la Caja Rural del Sur.

Aquí el barrio se echa pronto a la calla, la gente se siente orgullos de su barrio y las abuelas sacan a la puerta sus sillas para esperar la cofradía y se espera para ofrendar el ramo de flores. Su cuerpo de nazarenos es de los más numerosos de las cofradías onubenses, sólo hace falta estar esperando a la cofradía, porque aquí no hay número que engañen. Un cuerpo de nazareno joven, muchos niños, pero muchas madres con ellos y mucha, mucha, gente detrás del Señor Cautivo y es que cuánto gusta a Huelva esta devoción. El barrio se alarga hasta el asilo de Ancianos de Santa Teresa de Jornet. Qué magnífica vuelta dieron los costaleros, son de esos momentos que se guardan siempre, arropado de miles de personas para hacer estación de penitencia en su capilla. Un tiempo este de barrio en la mejor expresión de la palabra, en la que se ve la utilidad de la cofradía como elemento integrador de la Semana Santa a través de las cofradías y también de cómo articula la ciudad llegando a la carrera oficial, al centro desde lugares distantes.

Allí le esperaban el obispo de Huelva, monseñor José Vilplana Blasco, y el obispo emérito, monseñor Ignacio Noguer. La Hermandad del cautivo invitó aquí al obispo auxiliar de Valencia que les acompañaba a que diera la levantá del paso. Monseñor Vilaplana no pierde así momento para dar a conocer Huelva y sus tradiciones, se le veía entusiasmado dándole todo detalles. Las saetas fueron de Mario Garrido en un balcón improvisado de estas escalinatas con bandera de España. Un sito también en el que siempre acude el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez González, que también gasta zapatos en esto de ir de un lado a otro en Semana Santa.

Los protagonistas son siempre los abuelos del asilo, y están en esta primera línea en esta su última carrera oficial, por lo que siempre es uno de esos momentos más emocionantes de la Semana Santa.  La despedida fue con una levantá del obispo en el paso del Cautivo.

Luego se iba acercando el palio de la Virgen de la Misericordia, le tocaban ‘Callejuela de la O’ y se iba poniendo notas de alegría en el rostro dulce y hermoso de la Virgen Señora de la Hispanidad, a la que acompañaba la cantante María José Santiago e iba estrenando una hermosa corona.

Más barrio en esta jornada, más gente con sus cofradías, ahora en la Huerta desde donde salía el Señor de las Tres Caídas para ir a Huelva, como se decían antaño y demás antaño aun  se renovaba el escuadrón de lancero y música, algo que para todos fue una grata sorpresa. Eran los lanceros de la Hermandad de la Paz de Sevilla, que llegaban al Lunes Santo con la colaboración de la Fundación Caja Rural del Sur.

El paso del Señor de las Tres Caídas salía a la calle Presbítero Pablo Rodríguez con todo el poderío de su gran cuadrilla mandada por Fabián Tello, que tuvo recuerdos hermosos a las puertas del Polvorín en una mirada al cielo para dedicar la levantá en memoria de Pepe ‘Bellido’, hermano de la Sagrada Cena y cofrade de todas las cofradías del Corazón de Jesús. Sin duda fue una salida emotiva, porque también se habían dedicado dentro las levantá al antiguo costalero ‘El tarugo’ y en memoria de Mari Luz Cortés. En la calle mucho paso, todo el barroquismo de Pepe Oliva para las imagen del Señor de las Tres Caídas del insigne imaginero León Ortega, en este su centenario de su nacimiento. Aquí toda la Isla Chica en la calle, no es ya que no se pueda entrar en la calle de la Iglesia, sino que es prácticamente imposible acceder a sus alrededores, el barrio ya estaba aquí en la calle, esperando ese afecto que se renueva todos los años en sus calles a la recogida como en Francisco Niño, donde se descubría un azulejo.

Pero eso sería por la noche, antes la calle se iba a deslumbrar con el rostro de la Señora del Amor en su paso de palio, con la hermosura del andar de sus costaleros, con el vuelo de sus bambalinas y el aroma de su palio que sabe a balcones en flor y al azahar de sus calles. Una salida para el recuerdo especial de Manuel Morón, al que invitaron a que mandara el paso hasta la puerta. El, antiguo capataz del palio del Amor, tenía esta mejor despedida en su cargo de hermano mayor, además se celebraban 30 años de la creación de la cuadrilla de hermanos costaleros.

Con esta Semana Santa adelantada las calles toman pronto la intimidad de la noche para momentos especiales del rezo íntimo, de estaciones penitenciales que hacen nuestras cofradías en su recorrido. Cautivo lo hacía en la ermita de la Soledad, para adentrarse así por San Pedro hasta el paseo de Santa Fe y llegar al monumento de la Inmaculada en el que se arrulla la primavera con las golondrinas. A las Tres Caídas había que verla por El Punto llegar hasta plaza Niña, qué emoción siempre ante el rezo de las Hermanas de la Cruz.

La noche era ya silencio en la calle de Jesús del Calvario, puntual como siempre se abrieron las puertas para dejar salir a la cruz gótica de los franciscanos de La Rábida que ofrecen puntualmente todos los Lunes Santo para esta salida. Sólo con la luz de los cirios se iba siguiendo el camino, un sendero con mirada hacia el Jesús del Calvario, todo devoción abrazando su cruz. Detrás con ese andar inconfundible, con el sonido de sus varales iba la Señora del Rocío y Esperanza, este año con rosas blancas en su paso de palio, un año con el nuevo hermano mayor Luis Hernández. Delante del paso un cofrade que sabe mucho de esto de los hermanos costaleros, Toni González, que como siempre bordó su trabajo.

El Lunes Santo sin embargo, se encontraría con la tan temida lluvia que los meteorólogos vienen pronosticando. A las 22.45 horas, unas finas gotas provocaron que las Tres Caídas optara por no acabar la carrera oficial, por lo que decidió introducirse por Tres de Agosto. Tras subir la Cuesta que lleva su nombre, la cofradía decidió seguir por Federico Mayo hasta encontrarse con Federico Molina y dar lo antes posible, con el templo del sagrado Corazón.

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