actividad cinegética | los cazadores vuelven al campo onubense

La veda de caza se abre al 80% con el cerdalí como mayor preocupación

  • El alto índice reproductivo del animal, cuya raza resulta del cruce de un jabalí y un cerdo, pone en dificultades el entorno agrícola en el que vive

  • Hasta noviembre no se cazarán becadas y zorzales

Conejos, tórtolas, perdices, liebres, palomas torcaces, zorzales, codornices, ciervos, jabalíes, gamos y muflones. Estos son los nombres de las especies animales propias del entorno onubense, las cuales pertenecen a un rico ecosistema, susceptible de mejoras, y en el que la actividad cinegética tiene mucho que decir.

Desde principios de octubre se ha abierto en toda Andalucía la veda general, primero con la caza menor y después con la mayor. No obstante, se ha abierto el 80 % de la misma, ya que hay que esperar a noviembre para cazar becadas y zorzales.

A diferencia de la caza mayor, desde hace más de una década la menor ha descendido

Hasta febrero, los cazadores, con sus respectivas licencias, salen al medio natural y se convierten en un depredador más de la cadena atrófica. El 95 % de las licencias en Huelva y su provincia -entre 14.000 y 15.000 permisos otorgados- corresponden a cazadores federados a la Federación Andaluza de Caza, entidad que se encarga de velar por el buen funcionamiento de las normativas y por informar y defender una actividad que se encuentra, en ocasiones, en medio de la controversia.

Manuel Gutiérrez de la O, delegado provincial en Huelva de la Federación Andaluza de Caza, explica a este periódico que desde hace diez o 15 años la caza menor ha ido en un claro descenso, mientras que la mayor tiene una línea ascendente. Con gran interés por lo que habla, Gutiérrez desgrana los motivos.

Así, en cuanto a la caza mayor, la actividad cinegética es actualmente el mecanismo para controlar la población de ungulados. En la provincia onubense el ciervo, el jabalí, y el gamo y el muflón en menor proporción son las especies que habitan los terrenos del suroeste de la península ibérica. Estos animales no tienen depredadores naturales y son herbívoros u omnívoros, en el caso del jabalí.

En muchas ocasiones, la caza se convierte en la única forma de controlar las poblaciones de estas especies, que acuden a los campos agrícolas a alimentarse, lo cual supone un problema para el agricultor, que ve mermada su producción.

Una de las grandes preocupaciones actuales es el caso del cerdalí. Se trata de la raza resultante del cruce de un jabalí y un cerdo. El índice reproductivo de este animal es alto y pone en serias dificultades el entorno agrícola en el que vive. Tal es el caso que se abrió la veda por control de daños el pasado agosto, cuando lo habitual es más de dos meses después. La gravedad de este descontrol de cabezas porcinas radica, según el delegado de la federación de caza, en que se multiplica el número de animales sin control sanitario que pueden dar el salto dentro de las explotaciones ganaderas, con un grave riesgo de transmisión de enfermedades.

En el peor de los casos esta situación puede influir en el sector económico que sustente una zona rural que se dedique al sector ganadero, ya que supone el cierre de la actividad hasta que la alerta se desactive. Este es el primer año que se da esta circunstancia en la provincia de Huelva, ya que antes existía también en otras zonas de Andalucía. El delegado apunta que no se trata de una situación que guste a los amantes de la cinegética, porque pierde todo el interés de la caza deportiva, aunque son los primeros interesados en controlar las poblaciones.

En cuanto al ciervo, otro de los grandes mamíferos que habitan la provincia onubense, no suele dar tantos problemas como el cerdalí, pero se hace necesario su control porque supone riesgos sanitarios al transmitir enfermedades al ganado. Además, es un gran consumidor en las zonas agrícolas, al ser un animal herbívoro.

Gutiérrez defiende a ultranza la caza para controlar las poblaciones, porque no se llegaría a dar superpoblaciones de especies, aunque reconoce que hay otras formas, como las capturas. Sobre esta manera de controlar las poblaciones, el delegado señala que supone un gasto público que no existe en la actividad cinegética, puesto que en este caso es al contrario, los cazadores pagan por realizar la actividad.

Gutiérrez explica que en espacios protegidos en los que está prohibida la caza, como es el caso del Parque Nacional de Doñana, cuando se dan situaciones de este tipo al final acaban matando a los animales para controlar la población, lo que para este cazador convencido supone una contradicción. Asimismo, el delegado provincial señala que desde la federación de caza son muy escrupulosos con las normas y con los cupos, que respetan al 100%.

Sobre la caza menor, Gutiérrez desgrana la situación actual. Una de las principales especies que ha visto menguada su población ha sido la de los conejos, debido a enfermedades como la mixomatosis, que apareció en la década de los 50 del siglo pasado y que hace estragos en estos animales desde hace muchos años. De forma más reciente, la neumonía hemorrágica vírica, conocida como NHV, ha supuesto que sea difícil ver a este animal por su hábitat, en determinados territorios.

El conejo siempre ha sido el que ha soportado el 80 % de la caza, al ser una especie con un índice de reproducción muy alto. De hecho, en el pasado era un problema para la agricultura por existir una población demasiado elevada. Sin embargo, otra enfermedad volvió a cebarse con esta especie en los años 80 del siglo XX, la mencionada NHV, un virus muy agresivo del que los conejos no acaban de reponerse. De hecho, "aquí en Huelva todavía no se han recuperado las poblaciones, a pesar de hablar de 30 años atrás", señala Gutiérrez. Igualmente, el delegado provincial explica que en otros lugares de la península hay zonas en la que ya se vuelve a hablar de plagas, como Ciudad Real o Albacete.

Como grandes conocedores de la naturaleza animal, desde la federación regional abogan por la expansión natural del conejo más que por la repoblación de una zona a otra. Según Gutiérrez, este método no ha funcionado e, incluso, ha empeorado la situación, porque se producen mutaciones del virus y acaban desapareciendo los animales reintroducidos.

Después del conejo, y a falta de poblaciones de esta especie, la presión de la caza como actividad deportiva y de otros depredadores animales ha recaído en la perdiz roja. Esta ave no tiene las tasas de reproducción tan altas del conejo y, además, se ha visto muy influenciada por el cambio del uso del territorio, con una actividad agrícola muy agresiva -con muchos productos químicos- que no favorece su reproducción. Todo ello ha llevado a la caída de la caza de esta gallinácea. En el caso de esta ave sí se trata de una especie que se puede reintroducir proveniente de granjas, para favorecer la repoblación de las mismas. En cuanto a las aves migratorias, algunas tienen una situación crítica, como la tórtola común, que de cara al año que viene puede que "se le ponga una moratoria" al periodo hábil, declara el delegado provincial.

Otra especie de caza menor es la liebre que se encuentra en una buena situación, aunque Gutiérrez informa que han aparecido algunos casos de mixomatosis en la provincia, por lo que en principio hay que esperar la evolución de la enfermedad en esta especie animal. La codorniz también se halla en una situación óptima para su caza.

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