Provincia

Tres de cada diez residentes en asentamientos chabolistas de Huelva son mujeres

Imagen de archivo de mujeres residentes en asentamiento chabolista en Huelva.

Imagen de archivo de mujeres residentes en asentamiento chabolista en Huelva. / Julián Pérez (EFE)

Las mujeres residentes en asentamientos chabolistas en Huelva suponen un 30% de la población total, una minoría que ha de sumar a la vulnerabilidad de esta situación en sí misma más desventajas y dificultades que los hombres en sus mismas circunstancias. Así se refleja en el informe Asentamientos 2022 Consecuencias de la discriminación en los asentamientos en la provincia de Huelva y en la Comarca de Níjar (Almería), realizado por Andalucía Acoge en el marco del proyecto Germinal. Generando conocimiento para la defensa de los derechos de las personas forzadas a vivir en asentamientos agrícolas'.

De ellas, la mayoría son de origen marroquí (81,5 % en Huelva y 82,2% en Níjar, donde el 18% son mujeres) y coinciden en su proceso migratorio, es decir, se trata de mujeres que han sido contratadas en origen en campañas agrícolas de Huelva y que, tras el periodo oficial de contratación, no retornan a Marruecos quedando en situación irregular en España.

Esto, unido a la pérdida del espacio de alojamiento cedido por la empresa que las ha contratado en origen, tiene como consecuencia que en muchos casos la alternativa residencial sea el asentamiento, iniciándose un proceso de exclusión que se agrava con la necesidad de mantener los ingresos mínimos para la subsistencia.

La segunda nacionalidad difiere en función del territorio: en Níjar son de origen nigeriano y en Huelva, de Guinea Ecuatorial.

El informe precisa que la irregularidad documental, ausencia de lazos sociales, empleo precario e infravivienda se combinan para ir arrinconando sus opciones y facilitar que las redes de trata acaben el proceso de exclusión captándolas con fines de explotación sexual habitualmente o laboral de forma más extraordinaria.

Las mujeres que no llegan a ser víctimas de estas redes, añade, enfrentan igualmente situaciones de vulneración vinculadas a la violencia física, control por "compañeros" y agresiones sexuales.

Y es que el perfil general de las mujeres presenta elementos de mayor exclusión que el de los hombres, con una edad media de 40 años, suelen tener cargas familiares, siendo en su mayoría madres, disponen de menos formación, y, un 86,8 % en Níjar y un 78,5 % en Huelva, se encuentran en situación irregular.

Este perfil incrementa exponencialmente la vulnerabilidad de las mujeres que viven en los asentamientos, que encuentran "máxima dificultad" para acceder a los servicios sanitarios y para lograr empadronamientos, ya que al estar en peores condiciones laborales y económicas, les es más difícil poder pagar por él.

Además, continúa el informe, las condiciones de vida de las mujeres en los asentamientos tienen un plus de dificultad por los roles de género imperantes en el conjunto de la sociedad y con especial intensidad en espacios de máxima exclusión como los asentamientos, sintiendo miedo de estar solas y sus condiciones y trato son muy inferiores a las de sus compañeros varones.

En esto último, hay diferencia en determinados aspectos entre Huelva y Níjar, ya que las primeras tienen percepciones menos negativas que estas últimas en cuanto a cobrar menos o conseguir un trabajo que sus compañeros hombres.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios