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Cartaya vuelve a venerar tras un año de ausencia a Nuestro Padre Jesús en el Huerto

  • Se trata de una singular y antigua tradición cartayera en la que el Nazareno se expone a los fieles en la recreación de un huerto decorado con fruta

Nuestro Padre Jesús Nazareno expuesto en la recreación de un huerto en el tempo cartayero

Nuestro Padre Jesús Nazareno expuesto en la recreación de un huerto en el tempo cartayero / Jordi Landero (Cartaya)

Tras un año de ausencia como consecuencia del confinamiento de la pasada Semana Santa por la pandemia de coronavirus, que obligó a suspender todos los actos y cultos, los cartayeros volvieron disfrutar ayer, de una de las tradiciones más arraigadas de la Semana Mayor de la localidad: la veneración de Nuestro Padre Jesús en el Huerto.

No en vano se trata de una de las tres singularidades de la Semana Santa cartayera junto con la salida procesional de gloria de la Virgen del Carmen en la mañana del Domingo de Resurrección; y el Auto Sacramental del Descendimiento de Cristo en la tarde-noche del Viernes Santo, estas dos últimas suspendidas este año por las restricciones de la pandemia.

Por el contrario sí pudo celebrarse ayer, aunque bajo estrictas medidas de seguridad, la veneración de Nuestro Padre Jesús Nazareno en el Huerto, un sencillo y emotivo acto que cada año organiza la Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores de Cartaya en la Parroquia de San Pedro Apóstol de dicha localidad costera, el cual dio comienzo a las 18:00 para concluir sobre las 21:00.

Durante el mismo, los fieles acudieron como siempre a orar al templo cartayero, donde los responsables de dicha hermandad mantuvieron expuesta para tal fin la imagen de sus titulares en la recreación de un huerto y en el caso del titular, ornamentado con frutas, especialmente naranjas y limones.

Se trata de una costumbre muy antigua que se ha conservado en muy pocos lugares, pero que según ha manifestado en reiteradas ocasiones el catedrático de Historia local, José Román, aparece en varios puntos de nuestra geografía de forma documentada, como por ejemplo en la Catedral de Sevilla en el siglo XVI, en cuya Capilla de la Antigua se decoraba con frutas la representación de una Pasión de Cristo.

No obstante y según Román, no se trata de una costumbre demasiado extraña ya que se sabe que en aquella época la fruta, al igual que hoy en día las flores, era un elemento usado de forma muy común en ornamentación religiosa.

De esta forma la costumbre cartayera de venerar en el huerto a Nuestro Padre Jesús Nazareno es muy probable que provenga, según Román, de esta antigua exposición de la imagen del Cristo Cautivo decorada con fruta del tiempo, aunque tampoco descarta el historiador que la singular tradición tenga su origen en una especie de ofrenda que los devotos realizaban a la imagen con la propia fruta que producían sus huertos, que es lo que precisamente ha llegado hasta nuestros días.

Por último, según concluye Román, el rito podría estar relacionado con la historia real del prendimiento de Cristo en un huerto de olivos cuyas ramas, aquí en Cartaya, fueron sustituidas por los frutos tópicos de la zona. 

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