El presidente de la Diputación de Huelva, Ignacio Caraballo, ha destacado el papel de la almazara ecológica de Encinasola como "dinamizadora de la economía local" en una visita a las instalaciones en la que ha estado acompañado por su gerente, Javier León, tras haber ampliado la entidad agroalimentaria su capacidad productora a través de nuevas inversiones.

"Con una ubicación privilegiada", recoge la Diputación en una nota, situada en el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, dentro de la Reserva de la Biosfera Dehesas de Sierra Morena, y sobre la frontera entre España y Portugal, "es una de las primeras infraestructuras que producen aceite de oliva virgen extra ecológico en la zona, primando el respeto por el medio ambiente".

Caraballo ha puesto de manifiesto la predisposición de la Diputación a tender la mano a iniciativas como ésta, "que dinamizan la economía local y son un revulsivo en cuanto a la creación de riqueza y empleo" para la zona. Para el presidente es de vital importancia "defender todos y cada uno de los sectores productivos de Huelva", para lo que es necesario poner en valor los innumerables recursos de la provincia, "como ya se está haciendo en esta almazara".

La puesta en marcha de este tipo de proyectos, opina, logran alcanzar objetivos esenciales para la provincia, como son la fijación de la población al territorio, la creación de riqueza y empleo y la recuperación de sectores agrícolas tradicionales que están olvidados o en desuso.

La Diputación señala que fue en 2012 cuando la familia León recuperó esta actividad oleícola tradicional con la puesta en marcha de una nueva infraestructura agroalimentaria.

La entidad cuenta hoy en día con más de 300 familias de agricultores de la zona que les proporcionan sus aceitunas de las variedades de manzanilla, hojiblanca, picual, galega, arbequina, cobrasosa, cornicabra y carrasqueña, y más de 15 trabajadores en la planta.

El carácter ecológico y sostenible de las instalaciones parte en medida de "no generar ningún tipo de residuos". Tanto la hoja como restos del olivo que llegan junto con las aceitunas se aprovechan como alimento del ganado; el hueso de la aceituna pasa por una separadora, eliminándolo de los alperujos y aprovechándolo como combustible de la caldera de biomasa de la fábrica o distribuyéndolo también a distintas empresas.