Gente de aquí y de allá

Antonio Pereira Vega, neumólogo

  • Aquejado de una enfermedad degenerativa, nunca le ha impedido disfrutar de la vida y ejercer su profesión

Antonio Pereira Vega, neumólogo.

Antonio Pereira Vega, neumólogo.

Ernesto Pereira, el padre de Antonio, nació en la provincia de Huelva. Concretamente en la población de El Campillo, en plena cuenca minera, a la que por cierto, durante la época de la II República le cambiaron el nombre y le pusieron el de Salvochea. Ernesto estudió, se hizo físico y químico y se fue a trabajar a Barcelona, a una fábrica textil en la que incluso llegó a diseñar y fabricar un tejido cuya patente era suya. Tuvo cuatro hijos con su mujer, Isabel Vega, siendo Antonio el mayor de ellos. Los años de Barcelona fueron años de esplendor. Antonio nació en 1961 en la ciudad condal, pero él solo recuerda de aquella época su infancia y los buenos amigos que allí dejó porque su padre, en época de crisis, se volvió a Huelva para trabajar en la fábrica que en aquella época se llamaba Rio Tinto Patiño. Y así el jovencito Antonio empezó una nueva vida y fue escolarizado en el Colegio de los Hermanos Maristas.

Cuando solo llevaban un año en Huelva su padre falleció de muerte súbita, pero Antonio recuerda perfectamente las muchas enseñanzas que le dejó. La principal fue la humildad. Y efectivamente, siendo lo que es y la categoría profesional y humana que tiene, él no presume nunca de nada, siguiendo así los consejos de su padre. Es una persona muy sencilla y muy humilde, cosa que él también transmitió a sus hijos, quienes también tienen motivos más que suficientes para presumir. Pero al igual que su padre y que su abuelo, son personas humildes. Su hijo Antonio estudió Farmacia y se doctoró en Ciencias Químicas para, posteriormente, estudiar Medicina en Oviedo. Y su hijo Ignacio también estudió Medicina y se está especializando en Oftalmología, por lo que tienen un magnífico porvenir por delante.

Pero sigo con el progenitor de ellos, que es a quién van dedicadas hoy estas letras. Cuando muere su padre, Antonio solo tenía 12 años y tres hermanos menores. Una vez que termina el bachiller se marcha a Sevilla a estudiar su vocación, Medicina. Le gusta la investigación y la docencia, tanto es así que en el Hospital Juan Ramón Jiménez, que es donde tiene su puesto de trabajo, además de atender a los pacientes, ejerce como jefe de estudios preparando a los médicos residentes. Además, en 2018, siendo él el responsable del servicio de Neumología y Alergia, le premiaron junto con su equipo por un estudio sobre el cáncer de pulmón. Dicho reconocimiento fue concedido en Almería en el congreso Neumosur. Con esta investigación descubrieron que en el suero sanguíneo y en la orina existe una serie de biomarcadores que pueden resultar muy útiles para el diagnóstico precoz de este tumor. Además mantienen que si al paciente se le descubre el cáncer de forma precoz hay un 70% de posibilidades de salvación.

Antonio Pereira Vega. Antonio Pereira Vega.

Antonio Pereira Vega.

A todo esto, no he dicho que a los 21 años le diagnosticaron una enfermedad degenerativa, esclerosis múltiple, que le cambia su vida, porque él era un gran deportista que practicaba yudo y baloncesto, entre otros deportes. Incluso fue nombrado el mejor deportista del año y su equipo del colegio fue subcampeón de Andalucía.

Pero la esclerosis múltiple no le echó para atrás en ningún momento. Aprendió a valorar las cosas más que nadie, cosas que el resto de los humanos no sabemos porque no nos faltan. Yo he ido con él al Estadio Nuevo Colombino andando por todo el paseo de la ría con gran dificultad, pero siempre quiso sobreponerse a su inconveniente. Si supieran los jugadores del Recreativo de Huelva lo que hace su afición por ellos... Porque Antonio es un recreativista de los que sufren con su equipo y no falta nunca. Así es la afición del Recre, que no ha ganado nunca un título pero sus fieles no lo dejan abandonado nunca. Precisamente no hace mucho hemos estado hablando un buen rato sobre el Decano, porque es un tema que le apasiona y le duele.

En otra ocasión fuimos al estadio y ya él iba en su moto de minusválido. Antes pasó por la etapa de bastón, luego muletas y ahora, de esta forma, ha ganado en calidad de vida. Pero no olvida las etapas pasadas y valora todos sus avances, igual que valora el ser tan querido por su entorno. Y es que todos sus amigos lo apreciamos muchísimo. Pero sin duda su verdadero sostén de vida son sus hijos y por supuesto su esposa María González Oliva, de quien ha recibido desde el primer momento todo su apoyo y todo su amor. Por eso él se siente tan feliz, a pesar de las adversidades por las que ha pasado.

Antonio, como estamos viendo, pertenece a familia de médicos. Y por ello no quiero dejar pasar esta ocasión para nombrar a su prima Rosa Díaz Vega, que falleció cuando ejercía como médico de cabecera en el Centro de Salud de Punta Umbría y con quien me unía una buena amistad, al igual que con su marido, el también médico Agustín Losada.

En el año 2013, cuando Antonio tenía solo 52 años, la Academia de Ciencias, Artes y Letras de Huelva lo nombró académico numerario por sus méritos profesionales que, aunque son muchos, no voy a citarlos porque no estoy escribiendo su currículo sino simplemente destacando algunas cosas, tal y como a él le gusta: pasar por esta vida casi en silencio. Pero sí tengo que decir que le concedieron la medalla de oro al mérito profesional en el Foro Europa 2001.

Y no voy a seguir porque me comprometí con él a hacer simplemente una breve semblanza y quiero respetar lo pactado en nuestra conversación. Pero eso sí, tengo que destacar que Antonio es todo humanidad, es un grande entre los grandes y es una gran suerte tenerlo en Huelva y tenerlo en la Sanidad Pública, de la que es un gran defensor.

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