El Recreativo pretende estar activado en modo Liga para convencer desde la salida y creer en sus posibilidades estando listo para ganar. La pretemporada es un período complicado cara a la afición, no así en las intenciones propias que desea la plantilla y su cuerpo técnico en su progresión de trabajo y mentalización. Los tests de exámenes y correcciones dejan resultados positivos y negativos entre las sensaciones y dilemas, que admiten el trasvase de ilusiones o inseguridades entre los seguidores, incluso los rezagados esperan sus opciones de darse de alta como abonados pendientes del cierre de refuerzos.

La planificación de seis semanas y 11 amistosos (récord de pruebas y menos trabajo de campo) previo a la séptima y última centrada a conciencia en la apertura ante el Yeclano proporciona a Abel Gómez el entendimiento y el conocimiento de sus pupilos y sus puntos de ajustes. Los equipos se arman adecuadamente desde atrás hacia arriba con puestos potenciales como portero, central, pivote y delantero bases para el acople definitivo.

La confección del plantel requiere apuntalar el centro defensivo y ofrece disponibilidad táctica en la medular. Y es evidente que si el Decano quiere estar en el epicentro de los elegidos del grupo IV de esta Segunda RFEF más resistente y profesional que el experimento urgente de la reestruturación de la pasada temporada, pues necesita al menos dos puntas más que ofrezca diversidad en los partidos cerrados, más veloces y de capacidad de maniobras de rupturas, al margen del desgaste de las referencias de los veteranos y experimentados Juan Delgado y Pablo Caballero. Abel Gómez cuece un equipo donde han progresado en sus opciones teóricas competitivas los sub-23 Rubén Serrano, Enric Martínez y Diawara a la espera de las salidas para hacer sitio a los refuerzos que doten de esa dosis de calidad decisiva que convierta al equipo más vigoroso, activo y de carácter firme.