Tribuna

Sixto Romero Sánchez

Profesor de la Universidad de Huelva. Presidente de la Academia Iberoamericana de La Rábida.

El futuro de la ciudad: incierto y complejo

El pasado día 12 de noviembre, en la Facultad de Ciencias Empresariales y Turismo de la Universidad de Huelva tuve el honor de presentar el libro, La ciudad como sistema complejo en un paisaje de incertidumbre, del profesor doctor Manuel Enrique Figueroa Clemente, académico de número de la Academia Iberoamericana de La Rábida, publicado por el Instituto de Academias de Andalucía y que contó con la presencia del consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, José Fiscal.

Para mí fue una satisfacción hacer el prólogo del texto citado ut-supra a mi Amigo y Académico, ambos con mayúsculas. Manuel Enrique Figueroa refleja la reflexión y el estudio sobre algunos aspectos teóricos y prácticos de la metrópoli como ente real de convivencia donde la incertidumbre y la complejidad se dan cita para intentar estructurar y comprender mejor la ciudad como un sistema complejo adaptativo capaz de estructurarse en elementos dinámicos que oriente adecuadamente el modus vivendi de sus componentes.

Cuando lo escribía tenía la necesidad de profundizar en la idea del concepto de ciudad y encontré una explicación: su definición no sólo varía según las específicas leyes o reglamentos de cada país, sino también conforme a las distintas apreciaciones de cada especialista. Así, Manuel Enrique Figueroa, en varios de sus trabajos define el modelo de ciudad al que debíamos evolucionar: modelo deseable de ciudad, y su repuesta al cambio climático. Y aquí me pregunto, por ejemplo, al hilo de sus trabajos, si el calentamiento causado por nuestra contaminación y el consecuente deshielo de los glaciares elevarán el nivel del mar hasta un máximo de 90 centímetros a lo largo del siglo actual, ¿tan grave es esta situación si la temperatura aumentase tan sólo un grado centígrado? Está claro que muchas regiones con altos niveles de densidad poblacional quedarían sumergidas, algunas zonas de Holanda, India y Bangladesh son tan sólo tres ejemplos de las potenciales víctimas de esta inundación masiva, ¿qué sucedería en Andalucía? ¿Y en Huelva?

En este libro, con brillantez, esboza que hoy la ciudad sigue teniendo muchos aspectos donde mejorar, con incertidumbres nuevas, algunas muy graves: "… la esperanza es utilizada como argumento esencial de cambio a positivo, pero necesitamos conocimiento y decisión para hacerlo y una visión global sistémica de la ciudad y su realidad compleja. Hace falta realmente un modelo de ciudad. La ciencia suministra conocimiento y la tecnología satisface necesidades…". En este sentido, me identifico con Figueroa porque humildemente opino que hay que tratar el tema de la ciudad como una realidad física, perceptible y tangible, pero también, indubitablemente, como una construcción social: es el proyecto de una sociedad en entendimiento, tolerancia y convivencia.

No vamos a profundizar en esta cuestión tan importante que significaría adentrarnos en La teoría de la incertidumbre de Werner K. Heisenberg, físico alemán que realizó una contribución fundamental al desarrollo de la teoría cuántica pero también al progreso del pensamiento filosófico moderno, pero sin remarcar algunas de las importantes reflexiones en las que incide Manuel Enrique Figueroa. Entre otras, nos habla de:

-La ciudad, como momento del desarrollo cultural humano, aportando sus luces y sombras.

-La crisis del Estado de bienestar manifestado en la desazón, la inquietud y malestar urbano del ciudadano que habita en grandes urbes y disconformes con la estructura social impuesta en el siglo XXI.

-El concepto de ciudad como sistema interrelacional en cuanto al comportamiento y que no es ajeno a la aparición de incertidumbres.

-El concepto de Complejidad, que nos lleva a la teoría del caos y al reconocimiento del principio de incompletitud de Gödel cuyos resultados afectan a la filosofía de las matemáticas.

-El concepto de la incertidumbre y los miedos en la ciudad como parte del paisaje percibido por la naturaleza, el hambre, el frío, los terremotos, las inundaciones, los incendios, la escasez de alimentos…

-La ciudad y sus barrios, aplicando la teoría de la complejidad al sistema complejo adaptativo de lo que es la metrópoli, ¿podremos disminuir miedos e incertidumbres?

-La teoría matemática de la complejidad como oportunidad de comprender la ciudad como la realidad compleja que es.

En definitiva, cabe preguntarse ante la reflexión hecha por Figueroa si la incertidumbre, como la relación con la exigencia de saber qué va a pasar a continuación, nos va a permitir anteponernos para:

1) ¿Poder gobernarla y que no nos sorprenda al estar desprevenidos?

2) En la ciudad, la incertidumbre ¿hay que entenderla como un acicate humano que nos incita a confirmar que lo que pensamos o lo que nos dictan nuestros sentidos es cierto?

3) ¿Podremos, dependiendo del grado y del ámbito en el que aparezca, soportarla?

Al intentar encontrar alguna respuesta a estas y otras cuestiones, es aquí donde el ciudadano, como persona que padece esa incertidumbre, adquiere su carácter motivador y tiene que actuar para reducirla, al menos, hasta que se encuentre en unos niveles que pueda aceptar, ya que dentro de un estado de incertidumbre habrá una clara dificultad a la hora de realizar un pronostico sobre el futuro.

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