Tribuna

Fernando H. Llano Alonso

Catedrático de Filosofía del Derecho

Humanismo, vulnerabilidad y Covid

La eclosión del coronavirus en pleno auge de la revolución tecnológica y digital ha acelerado el cambio de paradigma humanista, y su sustitución por otro tecnocrático

Humanismo, vulnerabilidad y Covid Humanismo, vulnerabilidad y Covid

Humanismo, vulnerabilidad y Covid / rosell

Cada vez que la humanidad se ve sometida a una coyuntura desfavorable que amenaza su supervivencia, ya sea por una guerra cruenta o por una grave epidemia, suele hacerse uso de un tópico recurrente que entraña una verdad paradójica, según la cual, la constatación de su vulnerabilidad, y la plena consciencia de la situación de debilidad que padecen, despierta en los individuos el sentimiento de solidaridad y de común pertenencia al género humano. A lo largo de los siglos, esta suerte de epifanía laica y humanística ha alumbrado algunos de esos momentos estelares de la humanidad a los que solía referirse Stefan Zweig para ilustrar episodios (más o menos conocidos, más o menos causales) de la historia de la humanidad, en los que se produjo un avance significativo o una decisiva conquista para la mejora de las condiciones de vida de nuestra especie.

Un ejemplo histórico del modo en que la humanidad es capaz de superar las adversidades y hacer de la necesidad virtud es el año 1918, en el que coincidieron una pandemia de gripe que causó millones de víctimas en todo el mundo (a la que también se conoce como "gripe española", aunque tuvo su origen en Estados Unidos), y el final de la I Guerra Mundial con la firma de un armisticio entre los Aliados y el Reich alemán el 11 de noviembre. A partir de esa fecha histórica, el panorama de las relaciones internacionales cambiaría radicalmente, pues solo unas semanas más tarde, el 18 de enero de 1919, en las primeras sesiones de la Conferencia de París, se redactó, a iniciativa del Presidente estadounidense Woodrow Wilson, el pacto de la Sociedad de Naciones (bautizado por Zweig como "la nueva Carta Magna de la humanidad"); y seis meses más tarde, el 28 de junio de 1919, se creó la Sociedad de Naciones por el Tratado de Versalles.

Poco más de un siglo después de aquellos acontecimientos de repercusión mundial, la humanidad vuelve a sufrir una nueva pandemia global causada por el coronavirus SARS-Cov-2. La dimensión de la crisis sanitaria provocada por esta pandemia es de tales proporciones que, según Mark Lowcock, máximo responsable de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, todo hace prever que el 2020 pasará a la historia como un año marcado por las necesidades humanitarias de más de 168 millones de personas que necesitarán urgentemente asistencia y protección. Para empeorar aún más estos malos augurios, los editores de la prestigiosa revista médica The Lancet han advertido en un artículo reciente que, tras analizar cómo han gestionado esta crisis sanitaria global la mayoría de los gobiernos en sus respectivos países, se ha producido un incremento considerable del nivel de desigualdad entre las familias, y un deterioro de las medidas de protección provistas para garantizar los derechos y las necesidades básicas de los individuos, especialmente de aquellos que forman parte de grupos vulnerables que viven en situación de exclusión social y/o de riesgo.

La eclosión del Covid-19 en pleno auge de la revolución tecnológica y digital ha acelerado el cambio de paradigma humanista, y su sustitución por otro tecnocrático (como el que abandera el movimiento poshumanista), que tiene sus lógicas implicaciones en lo que Ulrich Beck denomina "la sociedad del riesgo global". Hasta tal punto parece haberse obrado una metamorfosis del mundo que, para muchos, resulta inevitable pensar que se ha podido producir un cambio del modo de vida de la humanidad en la era de los efectos secundarios. Este hecho supone además el desvanecimiento de las viejas certezas y, al mismo tiempo, la apertura de nuevos horizontes comunitarios que nos impulsan más allá del marco local, regional o nacional, precisamente en dirección hacia un panorama cosmopolita con nuevas normas y estructuras universales que sirvan para enfrentar la confusión y la incertidumbre del momento actual. Por eso mismo, en estos días de tribulación y enfermedad, en una hora tan aciaga para la humanidad, ante la crisis sanitaria y económica desatada por una pandemia mundial que ha puesto en entredicho todo lo que considerábamos seguro, tal vez sea oportuno tener en cuenta una visión humanista, solidaria y cosmopolita desde la que se impulsen políticas de protección, integración e igualdad, especialmente atentas con los más vulnerables.

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