Tribuna

Ezequiel Martínez

Abril y el recuerdo del desastre minero

Abril y el recuerdo del desastre minero

Abril y el recuerdo del desastre minero

En abril, aguas mil”, pero en la primera mitad, el refranero ha fallado. También recoge el refranero “Al principio y al fin, abril suele ser ruin”. Cotejando los dos refranes, yo diría “con que en abril llueva unos días, cantaré por alegrías”. Y con alegría se canta en abril, pero por sevillanas. En Mairena del Alcor se inició el ciclo ferial andaluz, luego ha llegado la Feria de Sevilla que acapara el foco mediático de las ferias. En abril, Sevilla se viste con traje de gitana y lunares y claveles adornan la figura de la mujer que luce su cuerpo embutido en el vestido flamenco de atractivo colorido.

En abril he visto revolotear a una mariposa blanca sobre el blanco azahar del naranjo que exhala su perfume embriagador. En la Feria, mujeres gitanas te ofrecen moñas de jazmines blancos. En abril se abren las flores rojas del granado anunciando su fruto de rubíes, y se abren también, la flor blanca del membrillo y del manzano. Abril es una explosión de la primavera, cuando hemos disfrutado de las lluvias de invierno y de marzo. Todo el campo muestra un verde exuberante y lujurioso. La flor roja de la amapola coquetea con las margaritas que sueñan con ser romero. Ya vemos florecer el jaramago, con su vestido amarillo, poblando el monte. El poeta de Coria del Río, Juan Rodríguez Mateo ( Coria,1888- Sevilla,1962) nos dejó un bello poema: “En medio del trigal soy flor maldita; / los cardos de los caminos/no quieren mi compañía;/ la grama de la pradera,/ hostil, mi presencia esquiva,/ y mi hermano, el alhelí,/ con torvos ojos me mira../ Yo solo tengo a la tierra/ por amiga/”.

Ha llovido sí, y mucho en la parte occidental de Andalucía, en Huelva, y en Sevilla, con los embalses recuperándose tras la sequía; también en Cádiz, Grazalema con registros históricos; en Jaén, en la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, donde el Tranco ha recuperado los niveles perdidos. El embalse de Siles está al 80%, y en la Sierra de Segura, en Torres de Albanchez, desde el uno de octubre han caído 740 litros/m2, pero en la parte oriental andaluza la lluvia ha sido esquiva y así como los embalses de la parte occidental han visto incrementar generosamente el agua embalsada, los de Málaga, Granada y Almería siguen con niveles bajos muy preocupantes, de cara al verano. Desde la Mesa Andaluza del Agua, compuesta por 13 entidades se recomienda prudencia y reducción del gasto y eficiencia en el uso de agua en la agricultura, ganadería y sobre todo en el turismo, sectores donde hay que concienciar sobre el uso desmedido del agua en tiempos de escasez.

El cambio climático acecha y amenaza nuestro futuro. Por eso no se comprende que ante un escenario futuro de escasez de agua, se acometan proyectos mineros que utilizan el agua de forma brutal y desmedida. Abril tiene también sus días nefastos, como aquel 25 de 1998, cuando se rompió la balsa minera de Aznalcóllar originando el vertido de casi seis millones de m3 de aguas ácidas y lodos tóxicos con metales pesados esparcidos en 35 km de los ríos Agrio y Guadiamar, llegando la marea negra a las puertas de Doñana. La Junta puso 165 millones que no se han recuperado, porque la empresa sueca Boliden-Apirsa no ha pagado estos costes como le correspondía, según señala Joan Corominas, que fue secretario general de Aguas de la Junta en aquella etapa. Y, con la lección aprendida de aquel desastre ecológico, hoy contemplamos con estupor que existen 26 proyectos de extracción minera en la franja pirítica ibérica (que se extiende desde Portugal hasta Sevilla) que afectan a una veintena de pueblos de las comarcas mineras de Huelva y Sevilla. La profesora de la UPO María Jesús Beltrán ha estudiado la extracción minera de Cobre las Cruces, en Gerena. Y nos cuenta que para llegar a la zona donde se halla la mayor veta de cobre hay que atravesar de arriba abajo un acuífero, el antiguo Niebla Posadas, que ya ha sido contaminado por la actividad minera. Ahora se pretende construir una tubería de 30 km desde Aznalcóllar hasta el Guadalquivir para verter los residuos de la extracción minera de La Corta del Fraile, y se enlazaría con otra tubería de 12 km desde Cobre las Cruces hasta el Guadalquivir a la altura del estadio olímpico. El grupo México que espera la autorización para explotar la mina de Aznalcóllar, dice que tras la extracción, la restauración será ejemplar, sin embargo, Félix Talego, profesor de la Universidad de Sevilla, estudioso del extractivismo minero en Andalucía occidental, señala que “no hay restauración ni sellado posible en la minería de sulfuros polimetálicos (cobre, plomo, zinc, oro y plata)”.

Según parece, las empresas mineras prometen el oro y el moro a los ayuntamientos afectados, pero si surge algún problema ambiental como suele ocurrir, se desentienden del problema y la Junta no tiene efectivos de inspección suficientes para llevar a cabo un control necesario en las fases productivas. El alcalde de Aznalcóllar, Juan José Fernández, que trabajaba en la mina en 1998, desea que el proyecto salga adelante, por los puestos de trabajo y el desarrollo económico que puede generar en el pueblo. La pregunta que nos hacemos es: ¿con la lección aprendida tras el desastre, y lo que costó la restauración del Corredor Verde en el Guadiamar, es lógico volver a las andadas? El difícil equilibrio entre conservación y desarrollo tiene que contar con la garantías suficientes para evitar un desastre como el de abril de 1998, que amenazó a Doñana, nuestra joya medioambiental europea. Y el 25 de abril, nuestros hermanos portugueses conmemoran el aniversario del derrocamiento de la dictadura en 1974, pero esa es otra historia.

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