Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

A trabajar de una santa vez

La clase política se queda sin excusa alguna para no empezar a comportarse como verdaderos adultos

Hartos de las sucesivas fiestas de la democracia y con tres resacas a cuestas desde diciembre, hora es ya de que se pongan a trabajar de una buena vez. El Parlamento andaluz, la Junta, el Congreso, el Senado y ahora los ayuntamientos, están elegidos y operativos, así que chatos, os habéis quedado sin excusas. La Junta, bien es cierto que los que ahora gobiernan se lo creen, lleva meses en funcionamiento; el Congreso, después del bochorno que nos dieron hace unos días, promete tardes de gloria con el paréntesis que dentro de unos días se abrirá para que vuelvan a comportarse como colegiales tontorrones de a ver dónde me siento, señorita y desde ayer, los ayuntamientos también están elegidos. Los ciudadanos están ya roncos de tanto hablar y prometo un collejón al próximo que vuelva a convocar elecciones cuando toque y cuando no. Pues eso, majetes, que ya se os ha terminado el chollo.

Tengo que confesar que no me gustó nada la última etapa de Iñaki Gabilondo en la radio. A mi juicio, siempre muy particular, creo que fue uno de los protagonistas del exceso de ruido que los medios de comunicación hicieron bandera de batalla durante años, hasta el punto de hacerme abandonar esa costumbre de escuchar la radio que tengo que recuperar. Hace unos días volví a oírle y su petición de que "los ciudadanos necesitamos que los políticos se pongan a trabajar", coincidía con lo que desde este agujerillo semanal, vengo diciendo desde hace tiempo. No les pedimos que arreglen los problemas que tenemos, aunque tampoco estaría mal que alguno lo solventaran, pero lo que debemos de exigir a todos ellos, sin importar el color del paraguas bajo el que se cobijen, es que no vuelvan a ser tan simples y se comporten como verdaderos servidores públicos.

Aunque la crisis económica que nos fustigó con saña a la gente de la clase media de este país, suena cada vez a un capítulo de Lou Grant, hay muchas, muchísimas cosas que hacer y su trabajo es ponerse a la tarea. La revolución pendiente en nuestra sociedad, es la de exigir a quienes sufragamos todos sus gastos que cumplan con su trabajo. En el mío, que ha sufrido bajas por el camino de gente más que válida y a cuya ausencia no nos acostumbraremos nunca, les puedo asegurar que no aguantarían ni una semana. Sencillamente no soportaría a alguien poniendo pegas por el color de la mesa, por el tamaño de su silla o bufando por todo lo que tiene que hacer.

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