La profesión periodística en España pasa por sus horas más bajas. Oír cómo Villarejo y Ferreras maquinaban para inventar noticias contra Pablo Iglesias y los suyos, es ya tener que aguantar demasiada "mierda" en este país. Vemos que ya no solo teníamos que sufrir a embusteros televisivos como Eduardo Inda o Ana Rosa Quintana, y otros muchos, sino que incluso el que te invita a un debate te fusila con farsas y te usa para subir ventas ¡Insoportable! Este nuevo síntoma de decadencia es otra muestra inequívoca de una época que pasará a los libros de historia como la de la posverdad, en la que hemos conocido a gente como Trump o Boris Johnson convertidos en reyezuelos de sus democracias mintiendo e inventando realidades, y lo que es peor, usando a los medios de comunicación con gran vergüenza. Si quien controla el sistema, el demonizado establishment, compra periodismo corrupto con tanta facilidad, y encima tiene a su servicio a gobiernos democráticos y sistemas policiales y judiciales para sus intereses, ¿qué futuro tendremos ?

Joseph Schumpeter, un conocido economista y político de la primera parte del siglo XX, definió a la democracia como una competencia pública de las élites por el voto de la ciudadanía para ostentar el poder. No cabe duda que ése es el deseo de quienes trafican con la influencia pública, tener una ciudadanía doliente y dócil a la vez, que vote y participe poco. Para conseguirlo se abusa de un método lleva años haciendo estragos, y que consiste en un bombardeo mediático continuo de escenarios y hechos inventados, sin contraste alguno y donde da igual lo rápido que cambien, para adormecer toda capacidad crítica y manejar emociones primarias y, generalmente, destructivas. Un juego que además de manera surrealista no nos lo detalla ningún avezado periodista, sino los fascículos que vende un tipo condenado y nada arrepentido como Villarejo.

Quizás el veneno de tipejos como éste nos ayude a recuperar algo de conciencia crítica y ciudadana, que tanto bueno presagiaba tras la época del 15 M y que tan rápidamente nos ha sido hurtada. Pero estoy convencido de que para combatir a estos poderes en la sombra, para derrumbar estos reinos de la posverdad y la mentira, y sobre todo para responder con algo de futuro a tantos retos civilizatorios que se nos agolpan, el primer paso es el de recuperar la participación y la implicación. Volver a salir a la calle para contar la verdad que se pudre en la sombra, volver a salir a la calle para sentirnos ciudadanos y ciudadanas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios