Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

No prometan el ave, sólo un tren digno

El pasado 25 de julio se nos pusieron los dientes largos. Las miles de páginas que formaban el Estudio Informativo de la línea de Alta Velocidad Ferroviaria entre Huelva y Sevilla contenían todo cuanto esta provincia lleva años clamando en mitad del páramo en el que viven sus infraestructuras. El documento presentado cuando el tiempo autoconcedido por Fomento desgranaba sus últimos suspiros contiene todo aquello que los onubenses quieren, desean y esperan. Si se trata o no de un canto al sol, será el tiempo quien lo diga, pero parece tan lejano como imposible contar con algo que se parezca medianamente a lo que en él se contiene; cuarenta minutos para llegar a Sevilla, un nuevo trazado que elimina el disparate actual y unos nuevos trenes que harán que la actual media de poco más de 60 kilómetros por hora quede en el recuerdo de su vergonzosa presencia. Más de mil millones de euros y unos plazos inimaginables hacen que ese AVE que se quedó tan cerca en 1992 siga todavía demasiado lejos.

La realidad es tan tozuda como los números y unos días después nos despertó de un momentáneo sueño de mayores glorias y averías, cortes de vía, rebaños de desbocadas ovejas y convoyes que dejan claro la edad y los problemas que padecen y que trasladan a los viajeros sin compasión ninguna, se adueñaron del panorama del transporte por ferrocarril en Huelva, aunque, la verdad, nunca se fueron del todo. El último episodio de una unidad que tuvo que dar la vuelta en la provincia de Toledo, regresar a Atocha, de donde ya habían salido con retraso, y llegar a Huelva pasada la una y media de la madrugada, cuatro horas después de lo previsto, no es un paso más, sino que debería ser el definitivo para una situación que no puede volver a repetirse.

Renfe tiene un grave problema de imagen en Huelva. Desafiamos a cualquier encuestador a que encuentre a un solo ciudadano que piense que el servicio que le presta es satisfactorio. Cuanto antes sepa afrontarlo, mejor para ellos y para todos. Lo que está claro es que no puede volver a repetirse algo parecido. Si algo tiene el ferrocarril que lo diferencia de cualquier otro medio de transporte es su puntualidad, el saber que vas a llegar a una hora a tu destino sin importar atascos e incidencias en la carretera; si se elimina ese factor, el tren no tiene sentido. Los empresarios onubenses -no olvidemos que es la provincia que más exporta de toda Andalucía- no pueden contar con él para nada. Imaginemos una sociedad que quiera instalarse en Huelva y que cuente entre su personal con un viajante; su trabajo dependerá de que salga un día antes, porque no tiene garantizado que llegue a Madrid o Sevilla a tiempo para hacer una gestión o continuar con su viaje. Es así de triste. Eso sin olvidar el inmenso daño al turismo y a cualquier otra actividad que se desarrolle en una ciudad a la que hay que venir, que no es de tránsito. La situación del transporte ferroviario en Huelva es tan indignante como esa y la solución al mismo no puede esperar ni tan siquiera a que terminen las vacaciones.

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