Caleidoscopio
Vicente Quiroga
IGNOMINIA
Los afanes
MANUEL Aparissio es un andaluz de calle. Igual pasea por La Caleta en Cádiz que por Pino Montano en Sevilla, lo mismo bebe un tinto en Pablo Rada en Huelva que en la calle Recogidas de Granada. Da gusto encontrarse con Manuel Aparissio y discutir de la verdad y la honestidad. Con él aprendo mucho. El mejor aprendizaje está en saber escuchar y respetar al prójimo con la humildad del que atiende.
Aunque hoy a la poca vergüenza se le llama responsabilidad. Gómez Besteiro, el líder del PSOE gallego, dice que no se presenta a candidato de la Xunta por responsabilidad. Y acumula diez imputaciones en dos causas judiciales. Entre otras, cruceros por el Rin, viajes a Eurodisney o a la India, y con dinero de todos. ¡Qué poca vergüenza! Ustedes disculpen, a eso me niego a llamarlo responsabilidad.
Me apunta Manuel Aparissio que el líder gallego también gastó en tratamientos médicos de odontología o acupuntura, y en prótesis, DIU y gafas de sol graduadas.
En el fondo es lo que le pasa al Recre. Pablo Comas no se entera que un club de fútbol de una envergadura como la del Decano, es la unión de una afición y un pueblo. Es la fusión de una tradición y un gran equipo humano formado por utilleros, jugadores, masajistas, empleados… Todos aportan el grano que conforma la institución. La responsabilidad está en tener dignidad para dar la cara o para marcharse. La responsabilidad radica en no utilizar un club de fútbol como una colección de cromos o estampitas, o para hacerse fotos sociales. Hay muchos seres humanos detrás que precisan cariño y seriedad, responsabilidad, al fin y al cabo. Todo lo demás es poca vergüenza.
Vamos a tener que cambiar, en este país, las quinielas. En vez de indicar 1, X o 2, en cada casillero vamos a señalar con una X muy grande quién será imputado la próxima semana. El pleno al quince dicen que se paga bien, aunque Hacienda se lleve el 20%.
Juan Eduardo Cirlot (Barcelona 1916-1973) fue un gran poeta y crítico de arte. Acudo mucho a sus 80 Sueños, publicados en 1951. Uno de ellos, el 13, dice lo siguiente: "Al final de un corredor, tan pronto iluminado como en la obscuridad, había un payaso que me sonreía".
También dijo Cirlot en uno de sus sueños: "A veces soy un cristiano arrojado a las fieras; otras un espectador que, desde la gradería del circo, contempla el espectáculo". Manuel Aparissio sonríe. Él sabe qué es la responsabilidad.
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