La Platea

Juanma G. Anes

Los nietos del agobio y la parábola del euro

UN niño de apenas diez años se acercó a la Casa Colón montado en su bicicleta. El pequeño se dirigió al puesto de los voluntarios de la campaña de salvación y les dijo: "tenía este euro para comprarme chuches, pero prefiero darlo para que se salve el Recre". Pues sí, la moneda de ese crío también fue clave para el milagro del pasado día 30. Ese gesto es otro de los numerosos ejemplos vividos recientemente y que nos muestran hasta dónde está la calle comprometida con el reto. ¿Conocen aquella parábola en la que una viuda echó todo lo que tenía para vivir -apenas dos monedas- en el Arca del Tesoro mientras que los ricos sólo depositaron sus sobras? Pues decenas y decenas de personas que le deben al Decano que éste les haya puesto en el mundo ni siquiera han ofrecido sus desperdicios. Allá ellos. Incluso así, la caída al primer abismo se ha evitado. Pero quedan tantos por evitar…

Como el Recre es El Abuelo, nosotros somos los nietos del agobio. Ya nos imaginábamos que, en lo deportivo, el curso iba a terminar como lo hizo, haciéndonos temblar hasta el último minuto. Pero lo del jueves pasado, oigan, ya fue demasiado. Eso de que hubiera sonado la bocina, el balón siguiera en el aire y tuviéramos que esperar minutos y minutos hasta que nos dijeran si había entrado o no la pelotita fue un sufrimiento de otra dimensión. El número de microinfartos detectados en Huelva ese mediodía será difícilmente igualable. Siempre he mantenido que la pérdida del Decano supondría para esta ciudad -y su provincia- un quebranto irreparable de dignidad de la misma manera que tengo claro que, si se logra sacar al club del infierno, el orgullo local crecerá de manera colosal. Vamos por el segundo camino, pero no bajemos la guardia todavía.

Muchos de los que estaban (y están) deseando la desaparición del Recre se siguen mofando de aquella iniciativa de entradas para llenar el estadio que, en la práctica, supuso el despertar de la gente y la resurrección del Decano. "En Huelva hay mucho recreativista de a euro", afirman mientras sonríen malévolamente. Efectivamente, hay muchos de "a euro": al igual que ese niño, hay infinidad de recreativistas que no han dudado ni un solo instante en dar todo lo que tienen. Como para no sentirse orgulloso de los nuestros.

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