Una metáfora en la acera del súper

El déficit en infraestructuras es de 870 millones porque, por lo visto, un onubense vale 1.664 euros menos que cualquier otro español

Los domingos por la tarde, la acera del súper de la Avenida de Andalucía es el comedor de Harry Potter. Gente por todas partes. Chavales cargados de maletas trolley (y su ruido infernal de ruedecitas) y de bolsas con los tuppers para la semana. Unos besan a sus padres y otros abrazan a sus parejas mientras se balancean suavemente a izquierda y derecha. Algunos, solos, apuran el cigarrillo antes de subir al coche compartido en el que reservaron plaza hace apenas unas horas, cuando todavía daban los últimos sorbos a la cerveza del mediodía. La acera del súper de la Avenida de Andalucía es la estación del AVE a Sevilla, ese que no llegará nunca, solo que aquí la única cola que hay es la de los coches que esperan en doble fila a sus apresurados pasajeros, jóvenes estudiantes la mayoría, que no quieren o no pueden echar hora y cuarto de carretera subidos en un bus y que, por supuesto, ni sueñan con desplazarse en un trenecito que tarde hora y media en llegar a la capital andaluza.

La acera del súper de la Avenida de Andalucía es un monumento a la Huelva castigada. A una provincia que acumula, según los datos que ofreció hace solo unos días el todavía presidente del CES, Juan José García del Hoyo, un déficit en infraestructuras ferroviarias de 870 millones de euros en relación al resto. Porque, por lo visto, un onubense vale 1.664 euros menos que cualquier otro español. La acera del súper de la Avenida de Andalucía debería darles vergüenza a quienes mantienen a nuestra cuidad aislada, presa de falsas promesas y de cuentos chinos. Representantes políticos y dirigentes ciegos, sordos y mudos a los que se la repanfinfla que cada día centenares de onubenses tengan que recurrir por narices al único medio de transporte medio decente que tenemos para viajar a Sevilla, el coche, sea propio o compartido. Esos mismos que alimentan con sus manifestaciones públicas la mentira de que no es necesaria una línea de alta velocidad que conecte Huelva con Sevilla o que no es importante, que la van a usar cuatro gatos y, el colmo del cinismo, que es muy cara y que mejor gastarse la calderilla que nos va llegando en cosas más trascendentales porque así, los muy listos, van colando en nuestras cabecitas somnolientas, como en la peli Origen, la semillita de que una línea de tren digna es un lujo que nosotros, por ser de Huelva, no nos podemos permitir. Claro. "No todo es Alta Velocidad", espetó hace unos meses en un acto público la representante del Gobierno en Huelva. "No todo", dijo con todo su arte, como si hubiera habido algo alguna vez. Como si nunca nos lo hubieran prometido. Ni ellos ni los que estuvieron antes que ellos, que son los mismos que reprochan ahora el retraso y que en su día dejaron el proyecto pudriéndose en el mismo cajón en el que los de ahora lo dejaron, otra vez, mucho antes. Léanlo otra vez, si este último párrafo les ha resultado farragoso. Pero si no les apetece o no tienen tiempo se lo resumo en tres palabras: tienen mucha jeta.

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