La cantonera

Pedro Cintado García

¡Que lo mate el Litri!

Las nuevas tecnologías irrumpen con fuerza a la hora de conectar y comunicar por parte de las hermandades, pero no todo vale en el mundo de las redes sociales

Pedro Cintado García

Pedro Cintado García

Creo que a estas alturas, nadie puede cuestionar la gran importancia que están adquiriendo las redes sociales entre los hábitos comunicativos de las personas. Independientemente del ámbito social que tratemos, encontraremos su referente correspondiente en las redes sociales y perfectamente adaptado al grupo de edad idóneo. En el ámbito cofrade y en los temas que giran en su entorno ocurre lo mismo, para bien o para mal. Parece que todo asunto ha de pasar por el aro comunicativo de las redes sociales si deseas que la noticia en cuestión tenga la difusión oportuna y deseada.

Es un hecho consumado que las hermandades, principalmente por economía, van abandonando paulatinamente los costosos formatos tradicionales para adentrarse en ese moderno y gratuito progreso. Hasta aquí impera la lógica.

La mayoría tenemos aceptado y asumido que las redes sociales son un gran escaparate informativo y gratuito para las hermandades pero esa situación empieza a complicarse cuando entran en funcionamiento elementos no deseados como el anonimato. Y es aquí cuando muchos editores empiezan a ponerse nerviosos principalmente al comprobar las respuestas no deseadas que ofrecen algunos “amigos” al interactuar tras un nombre falso o link como se llama ahora. Y claro está, ahí te das cuenta que “lo gratis” a la larga, siempre cuesta más y ese “precio" no es asumible por determinadas instituciones que no desean verse involucradas en coloquios inoportunos que causen más problemas que beneficios informativos.

Aunque lo que comento es una realidad más que comprobable quisiera indicar y defender que todo lo que aparece en las redes sociales no es tan malo como parece, ni busca polémicas mediáticas o malintencionadas. Hay honrosas excepciones que, quizás por la manera de enfocar los temas, reciben respuestas diferentes. Y quizás ahí es donde resida el secreto de la buena utilización de las redes sociales: El enfoque que se le de a la noticia.

Con estas líneas quisiera hacer una alabanza a perfiles tuiteros como Qué lo mate el Litri y a otro de similares características como Chungaleta. Unos perfiles que en su propio nombre ya se vislumbra el estilo y enfoque que desean plasmar. Sus comentarios llevan “guasa de la buena” y respiran onubensismo por los cuatro costados. Quizás ese sea el éxito, esa frescura sin ánimo de ofender, de pretender alegrarnos un rato, de reírnos de nosotros mismos viéndonos representados en las diversas situaciones que se representan. Todo ello desde un anonimato sano que no pretende herir a nadie y donde solo se puede sentir ofendido aquel que no es capaz de tomarse la vida con más calma, con sentido del humor. El lector intenta resolver la incógnita de la persona que se oculta tras esos anonimato pero no para vengarse por lo escrito sino para descubrir al "guasón" que derrocha tanta ocurrencia.

Creo que ellos son los dignos sucesores de aquella información que tiempo atrás se transmitía mediante cartas o boletines distribuidos por esas cuadrillas de repartidores de las que solo queda nuestro incansable Paco Gonzalez García, que te informaba de las novedades que llevaba y a quien pude saludar hace poco mientras repartía cartas con la convocatoria del próximo Quinario del Calvario. O de José Miguel Torres que en cada Cuaresma sacaba a la luz un nuevo número de la inolvidable y punzante revista El Contraguía. O de aquel José Pabilo de Huelva Información, que reflejaba por escrito muchas de las cuestiones escuchadas en cualquier lugar. O de las primeras etapas del programa La Rebujina donde el risueño Nacho Molina y el perspicaz Fernando Vergel nos alegraban y a la vez informaban de todo lo que acontecía en las cofradías onubenses.

Parece que los tradicionales medios escritos en papel también están apostando fuertemente por el formato digital. Así que desde esta tribuna escrita, intentaré, al igual que he repasado en los ejemplos anteriores, transmitir algo de frescura informativa para que en estos días disfrutemos de unos buenos ratos de lectura, porque para tristezas, ya tuvimos la desgracia de vivir la dichosa época de los confinamientos y las restricciones sanitaria.

¡Al coqui, coqui!

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