Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Y la industria comenzó a cambiar

No acabará la semana sin que se escuchen voces que clamen contra el proyecto con más trascendencia de nuestra historia

Hace tiempo me dijeron que hay personas (en realidad me hablaron de periodistas, pero vamos a generalizar) como el parchís, es decir que hacen una y cuentan veinte. Lo importante para este tipo de fauna no es hacer, sino hacer ver que haces. Tampoco es mala estrategia, no se vayan a creer. Las administraciones son expertas en eso. Ayer mismo, la Junta decidió que se iba a exigir el pasaporte Covid durante quince días más. No sé a ustedes, pero un servidor se lo enseñó al camarero del sitio al que acudo a por una de mis dosis de cafeína diarias (así tengo la tensión, no se vayan a creer), el primer día de su entrada en vigor, mayormente para saber si el chisme que tenían para comprobarlo y el dibujito que me habían dicho que era lo que certificaba que ya tenía las dos correspondientes, funcionaban. Desde entonces y tampoco es que hago una procesión alcohólica por varios bares de penitencia pero sí que los frecuento, nadie, absolutamente nadie me lo ha vuelto a pedir. A todo esto, en distintos ayuntamientos y no es por señalar a nadie pero me refiero a Palos y a Huelva, se acumulan retrasos en proyectos que, entre ustedes y yo, tampoco estamos para tirarlos. La burocracia es la eterna reforma pendiente que sale como el Concordato, es decir, cada cuatro años para pasar al olvido conforme se apagan los ecos de una campaña electoral llena de promesas que jamás se pensaron cumplir y que están destinadas a calmar los ánimos de sus huestes.

Mientras tanto un grupo de empresarios lleva semanas alumbrando el que será el gran proyecto y reto que tiene la provincia de Huelva en los próximos años, en los que, si todo sale como se prevé y dada la categoría de los participantes todo parece indicar que así será, podemos estar a las puertas del mayor cambio llevado a cabo en esta provincia en su historia. No se sustituirá una industria por otra, entre otras cosas porque todos necesitaremos gasolina o cobre para escribir lo que estoy escribiendo, o para hacer funcionar nuestros vehículos o productos químicos con los que calmarnos los dolores, vestirnos o tener agua caliente en casa.

Nunca, pero nunca nunca, en un artículo que escribí para comenzar el año con el título de "El año en el que la industria debe comenzar a cambiar" pude resultar más profético y les puedo jurar que no tenía ni la menor idea del proyecto de hidrógeno verde a pesar de que ya estaba gestándose. Les apuesto a que no acaba la semana sin que los agoreros de turno empiecen a poner pegas. Somos especialistas en ser los jubilados de las obras que dicen a los que las llevan a cabo que no tienen ni idea, sin proponer alternativa alguna, eso sí, no les vayan a confundir con personas inteligentes.

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