El Malacate

Javier Ronchel

jaronchel@huelvainformacion.es

Una gran pérdida para Huelva

El anuncio de la desaparición del Festival Internacional de Fotografía Latitudes es una ocasión para reflexionar sobre la oferta cultural que queremos en la provincia para crecer

Exposición de Latitudes en el Museo de Huelva en la edición de 2013.

Exposición de Latitudes en el Museo de Huelva en la edición de 2013. / Alberto Domínguez

ESTE mes de febrero estaba pasando desapercibida una ausencia para la mayoría de los onubenses, que se ha confirmado públicamente días atrás: no habrá este año Latitudes y nunca más volverá. Su director y creador, José Luis Ruiz, ha dicho que hasta aquí llegó a sus 83 años, sin relevo y sin visos de que se le de continuidad a, seguro, una de las propuestas culturales más sugerentes nacidas en Andalucía en los últimos años.

El Festival Internacional de Fotografía irrumpió en la ciudad de Huelva en 2009 como uno de los más potentes de su género en todo el país. Y, aunque ya se sospechaba entonces, la de 2022 fue su última edición, cerrando un camino tortuoso en los últimos años, dejando atrás un amago de desaparición en 2014 después de los cinco primeros años de vida, pero también una pandemia que interrumpió abruptamente la de 2020 y anuló la de 2021.

Queda para el recuerdo, sobre todo, un evento cultural de primer orden que equiparó esta ciudad a las grandes capitales españolas y que actuó de efectivo reclamo para muchos visitantes, en eso que ahora tanto se anhela también, que es el turismo cultural. Animó la oferta onubense sin un museo en el Banco de España, ni Arqueológico ni Americano, y desafiando las enormes carencias de infraestructuras de Huelva, también en materia cultural, sin un gran centro cultural para acoger, por ejemplo, grandes exposiciones temporales en la ciudad. Así se vio obligado a atomizarse y dispersar muestras tantas veces mutiladas por las propias limitaciones de las salas en préstamos de instituciones públicas y privadas, también otras veces casi fugaces en el tiempo por no corresponderlas con la dimensión y el valor que tenía un festival de esta entidad internacional, apenas sin opciones de aperturas en fines de semana y festivos para favorecer esa llegada de visitantes atraídos por una oferta excepcional para una capital pequeña en esta olvidada esquina peninsular.

Detrás de Latitudes estaba una asociación que casi fue unipersonal, con su creador y director al frente, José Luis Ruiz, gran gestor cultural que también dejó a la ciudad como legado un Festival de Cine pionero como pocos, entre otras iniciativas culturales, fruto de una agenda envidiable, con amistades y contactos incorporados durante más de 50 años.

Ahora ha dicho que necesita parar y descansar, despejar su mente de preocupaciones. Confiaba en encontrar el relevo generacional en su familia, en su hija, y no ha sido así. Quizá habría tenido más opciones abriéndose a colaboradores externos que podrían haberle dado también continuidad al proyecto. O haber encontrado respuesta en la Administración para seguir el camino. Porque abrirlo fue lo difícil.

Decir que Latitudes ha traído a Huelva una excepcional muestra de la mejor fotografía internacional del siglo XX y de la actual puede incluso quedarse corto. Muchos de sus autores, de enorme reputación, también han estado en Huelva, dando cercanía al público, como es deseable en festivales de estas características, al servicio de la difusión de un arte que se ha desarrollado al mismo tiempo estos años con la democratización que ha traído la tecnología, a través de cámaras digitales, móviles de última generación y redes sociales que han disparado las formas de expresión con nuevos lenguajes artísticos que también tuvieron cabida estos años en exposiciones siempre al hilo de las vanguardias.

Latitudes, más que un extraordinario evento anual, ha sido la demostración de que en Huelva se pueden organizar grandes acontecimientos culturales, elevándolos con los más altos estándares de calidad, contribuyendo a la educación cultural de una ciudad y a su proyección nacional e internacional, como el que ha ligado a Huelva con la mejor fotografía.

Pero Latitudes también ha sido al mismo tiempo la constatación de la indolencia onubense, confluencia del lamento y la inacción que no evita una desaparición muy sentida, sin encontrar remedio salvador en ningún estamento. Parece que se pierde una oportunidad más, para continuar con un reclamo cultural que ya se había afianzado en el calendario y era un referente esperado con mucho interés dentro y fuera de la ciudad.

Latitudes podía haber sido más que un festival de fotografía y ligarse a otras disciplinas adicionales, como la plástica, con una frustrada exposición de Picasso que no encontró nunca el apoyo pretendido, o con los premios culturales que trajeron a Huelva al llorado estos días Carlos Saura, también autor expuesto en otra de las ediciones.

A Huelva le falta aún un gran centro cultural que acoja iniciativas como Latitudes

Es la evidencia de que Huelva necesita más, mucho más que un Museo Arqueológico y un Museo de Bellas Artes. Incluso más que el centenario Gran Teatro y la fantástica Casa Colón. Hay hambre y necesidad de un alimento cultural gourmet que genera más hambre, como en los buenos aficionados a la mejor fotografía que ha generado Latitudes estos años por aquí.

A Huelva le sigue faltando un gran centro cultural –varios quizá– que puedan acoger e impulsar iniciativas como Latitudes. La vista está en Santa Fe o la antigua prisión, pero también debe estarlo en nuevas infraestructuras posibles, como un CODAC de Gibraleón replicado en algún punto de la ciudad, tal vez con mecenazgo privado o sustentado por alguna de las administraciones que tanto deben a Huelva, no solo en infraestructuras de comunicación.

Esperemos que la desaparición de Latitudes provoque una reflexión constructiva. Celebremos todo lo que ha aportado estos años a la riqueza cultural local, y correspondámosle ahora aprendiendo de los errores y generando nuevas oportunidades para seguir creciendo en nuestra oferta cultural, que siempre será insuficiente. En Huelva y en cualquier ciudad del mundo.

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