Escándalo

02 de octubre 2025 - 03:07

La democracia, el menos malo de los regímenes, dicen a menudo algunos cursis de izquierda, pero que es, inequívocamente, un sistema de libertades – lo que pone los pelos de punta a esos mismos -, garantía de la separación de poderes, el imperio de la ley, la igualdad, el pluralismo, la justicia, la seguridad y los contrapesos que controlen la acción de Gobierno, no puede dejarse en manos de desaprensivos, ambiciosos de poder e ineptos. Unos y otros desafortunados acontecimientos hacen del ejecutivo actual un navío sin rumbo, a la deriva, incapaz de regular y gestionar muchos de los conflictos planteados, anulando la acción constitucional del Congreso de los Diputados, donde pierde una y otra vez todas las votaciones por su falta de mayoría, añade últimamente el escándalo de los fallos de las pulseras antimaltrato, que ha puesto en riesgo la vida de muchas mujeres y que sus responsables – es un decir – especialmente la Ministra de Igualdad, Ana Redondo, han tratado de desmentir, desafiando a los órganos consultivos que a su debido tiempo denunciaron tan intolerable anomalía, que resulta de una gravedad incontrovertible. Irene Montero dijo no creer a las víctimas.

Contrariaban así, con imputaciones de bulos, desinformación y otras acusaciones habituales, los testimonios de víctimas, jueces y organizaciones que habían denunciado así como la absolución de maltratadores al no poder probar el quebrantamiento de las órdenes de alejamiento. Numerosas sentencias así lo confirman. Y aún así vemos como la sincronizada postura de los miembros del Ejecutivo proclaman a coro que todo ha funcionado bien, que no ha habido víctimas mortales – una opinión mezquina – y que son artimañas de la oposición.

Una vez más el Gobierno usa de una estrategia reincidente para tratar de evadirse de un escándalo inadmisible. Y con él los medios públicos – especialmente la televisión – a su servicio y otros paniaguados que ejercen de sumisos palmeros, alguno incluso avivando el enfrentamiento con el perverso argumento de que el Gobierno había arrinconado al PP con el tema de Gaza, cuando es evidente que utiliza este argumento y el dolor de las víctimas para encubrir sus problemas y su fracaso en diversos aspectos de la política gubernamental.

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