R que erre

A la Administración le toca meter baza en esto de los residuos, a lo que se une la responsabilidad ciudadana

En ese escaparate internacional del "Día de", o "Semana de", le acaba de tocar el turno a la reducción de residuos. Y justo en ese contexto en mi casa se rompe el lavavajillas. Perdonen que les moleste con estos asuntos domésticos, aunque ya intuirán que si me pongo de ejemplo es porque también ustedes, de una forma u otra, habrán vivido esto: visita del técnico, diagnóstico de la avería, presupuesto de la reparación y desaliento al comprobar que por 80 euros más es posible comprar un lavavajillas nuevo; "usted verá lo que hace, porque este aparato tiene ya más de 18 años y no le compensa arreglar. Eso sí, el nuevo que compre no le va a durar tanto…"

A partir de aquí, de las reparaciones imposibles, toda la literatura que se escriba sobre eso de la "Basura cero" y la reducción de residuos tiene más que ver con el género fantástico que con el realismo. Es verdad que, obligadas como están las empresas por la normativa de responsabilidad de los productores, algunas partes de mi viejo electrodoméstico podrán ser Recuperadas. Pero el resto terminará seguramente en un vertedero, sistema de tratamiento de residuos simple y poco costoso, pero bastante insensato. En esto sí que somos de los primeros de Europa, en tirar cosas a la basura: la cantidad que acaba en los basurales equivale a la de los residuos reciclados y reutilizados, mientras que en Alemania, por ejemplo, no llega al 10%. Hacia ese objetivo señala la reciente Ley de residuos, que contiene algunos avances importantes pero deja también deberes pendientes, sobre todo en lo que concierne al Rediseño (repensar los productos de forma que su propia concepción ya contemple su recorrido vital) y, otra vez, la Reparación (regular la famosa obsolescencia programada).

De modo que a la administración le toca meter baza en esto de los residuos, claro que sí, y luego está la responsabilidad por parte de los consumidores. No me refiero a separar el vidrio o el papel, que a eso ya estamos acostumbrados. Antes de llegar a esa "R" del Reciclaje hay que pasar por algunas otras: la de la Reutilización, que gana adeptos cada vez más, sobre todo entre las generaciones más jóvenes. Y la de la Reducción, que es la clave si de verdad queremos caminar hacia un futuro, no "sostenible", como se dice ahora (con qué vamos a sostenerlo, ¿con más de lo mismo?), sino sencillamente, posible. Mientras me pienso lo del lavavajillas, voy a Renovar todos estos planteamientos.

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