Abrazo de Myriam Díaz. Abrazo de Myriam Díaz.

Abrazo de Myriam Díaz. / M. G.

Imagino que muchos padres y madres tienen en el frigorífico un cartel con los días que quedan para que empiece el colegio, como los rocieros esperando a que llegue mayo. Esa madre que coge el bolígrafo con pulso débil y tembloroso para tachar esas veinticuatro horas que acaban de pasar mientras una manita llena de puré de verduras tira del camisón pidiendo el móvil para ver los dibujitos. Ese padre que ya no sabe cómo entretener a su hijo durante tantas horas que tiene un día, que parecen que no pasan: se alargan como si fueran un elástico sin fin camino de un túnel oscuro en el que le gustaría esconderse para dejar de escuchar las voces de esas criaturas a las que tanto ama, aunque solo sea un ratito.

Me los imagino sentados en el sofá por la noche con los ojos vidriosos y la mirada perdida, mirando el reloj esperando a que pasen los diez minutos de rigor para asegurarse de que los retoños por fin duermen. Tras una respiración profunda uno de ellos se levanta para llenar dos copas de vino y mira el cartel del frigorífico; vuelve al salón susurrándole a su pareja al oído mientras le da la copa: - sólo quedan diez días.

Entendería perfectamente que los padres de hoy le dieran al pirriaque más a menudo y se pusieran a abrazar farolas porque son unos valientes.

Tal como está el patio con la crisis, la incertidumbre, lo que vale la gasolina y lo que ha subido el aceite de oliva no me explico cómo siguen naciendo en España cada día casi 900 bebés. Y no son buenas noticias porque deberían nacer muchos más.

¿Qué me dicen de los docentes? Si los padres están con la cuenta atrás mordiéndose las uñas a los profes y maestros me los imagino rezando a la Virgen de Lourdes para que se detenga el tiempo, vuelva una pandemia pero sin efectos negativos o vengan los extraterrestres y se lleven los colegios: seguramente para estudiar el material del que están hechos los pupitres y las sillas.

Si ves a un maestro no le digas la suerte que tiene por disfrutar de tantas vacaciones… Lo que le tienes que dar es un abrazo grande, agradecerle el esfuerzo que hace dedicándose a la enseñanza, infundirle energía positiva e invitarlo a una charla motivacional para que en el curso que empieza en pocos días no se tire por las escaleras después de una reunión con los padres.

No sé si son más valientes los que tienen los hijos o los que los enseñan a sumar y a restar. Creo que me voy a decantar por los maestros, que tienen varios años de formación para ir pensando a qué quieren dedicar su tiempo.

Lo de tener un hijo se puede hacer sin pensar, con alcohol, sin alcohol, pensándolo bien y hasta con los ojos cerrados. Sólo hace falta convencer a alguien que esté tan loco como tú o tener dinero.

No me tachéis de mala persona, sólo soy la que transcribe los pensamientos en horas bajas de esos padres sentados en el salón con su copa de vino, la tele sin sonido y la imagen del calendario con los diez días que quedan para que empiece el cole.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios