Visiones desde el Sur

Por derecho (II)

Los herederos del franquismo están de nuevo aquí para dar otro golpe de Estado

El pueblo -ese ser amorfo y poliédrico a veces y sin embargo soberano en democracia- desconfía de los líderes políticos españoles, así como de los partidos por ellos representados. El asunto a día de hoy en este país que hollamos se presenta así de duro y de kafkiano si quieren.

Dentro de ese constructo llamado pueblo, como decía, en el que todos estamos inmersos, hay sectores, y con razón, más enfadados que otros con el/los gobierno/s. Porque, se desee o no por algunos, las comunidades autónomas, las diputaciones y los ayuntamientos también son Estado en nuestra legislación; a ver si vamos precisando los términos, porque últimamente en esta casa habitada que es España, a unos pocos de recién llegados se les llena la boca hablando de Estado o de Patria -como gustan-, pasándose por la entrepierna la definición misma que le da sentido y validez jurídico legal al término.

Los ciudadanos nacidos en el último cuarto del siglo pasado y los nacidos en lo que va de este, apenas saben, o nada saben -con excepciones, claro está- de lo ocurrido en nuestro país en el periodo que va entre 1936, comienzo de nuestra fatídica Guerra Civil, y finales de 1978, fecha de aprobación de la Constitución española actual. Tampoco saben que un grupo de coroneles y generales se alzaron en armas, o sea, dieron un golpe de Estado contra el Gobierno legítimo de nuestro país, que dejó millones de muertos durante la contienda y después de ella -después de ella también, sin garantías legales, sin juicio, fusilados en barranqueras o desaparecidos, sin más-, apoyados además por buena parte de la iglesia de Roma -esa que luego sacaría bajo palio al dictador-, un gran fragmento de la Banca, el empresariado -que siempre juega a ganar- y, principalmente, por dos gobiernos europeos, la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini.

Y esto no se ha explicado, no. Lo han ocultado todos. Todos. Y algunos aún lo hacen o al menos desearían hacerlo. Ningún Gobierno de los habidos en democracia en este país ha dicho, de verdad de la buena, lo que ocurrió en España en esa época negra, que no gris; negra, que no en sepia, no; negra azabache, reitero; siempre apoyada de manera entusiasta por una ultraderecha que se lucró de la tal circunstancia, que vivió en la gloria con el dictador y con la iglesia de Roma que apoyó al dictador; y, ahora, los herederos del franquismo están de nuevo aquí para dar otro golpe de Estado. (…)

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